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jueves, 31 de marzo de 2011

UN PERDER ES UN GANAR

Si tienes la fortuna de poder elegir es mejor perder que ganar. Yo llevo poniéndolo en práctica casi cinco décadas. A corto plazo es hacer un poco el tonto, pero es engañoso. Voy a explicar lo inexplicable: se trata de elegir el camino más difícil, lleno de piedras y sin asfaltar frente a una autopista sin peaje. Es rentable, honesto y feliz. Nadie niega que el recorrido no sea doloroso, pero si hay un mínimo espacio en tu frente sabrás de qué hablo. Realmente es muy sencillo: al darlo todo por perdido, todo se gana. Es la manera más directa de luchar contra ti y aceptar al de enfrente, porque siempre hay alguien igual, peor o mejor que tu. Si consigues vencer a tu "yo" habrás ganado a todos los otros. Y no es fácil. Lo sé porque hasta que no desaparezca no sabré si he triunfao ganándome el amor de los demás. Tengo un pequeño secreto que me ayuda en los momentos cuando me convierto en un egoísta de mierda, y es envejecer sin matar al niño inocente y puro que una vez fui. Nací para perder, pero salvaré mi alma contaminada y ridícula si consigo no perder la sonrisa llena de dientes oscuros.

NATA CON FRESAS Y FALDA DE TABLAS

El trabajo estaba hecho. Tenía las mangas arremangadas, sudor empezando a enfriarse y un ligero temblor. Sentado y quieto contemplaba su obra. La tele escupía colores de dibujos animados, de esos que ponen al amanecer para que los infantes se tomen el desayuno sin pestañear, aunque no me creo que nadie esté a esas horas dispuesto a ingerir cereales con leche. No tenía noción del tiempo que pasó. Solo le venían dos fogonazos. Uno era el principio y se encontraba en el parque. El otro era el final y estaba sentado en su casa con una sierra en la mano. Pensó que no había imaginado lo dificultoso que resulta cortar cuando llegas al hueso. Todo era confuso, pero sentía una extraña calma tras el éxtasis. Unos finos hilos de sol entraban por la persiana incompletamente bajada. Le entró hambre y recordó las fresas con nata que la niña no se acabó. Se las engulló y usó como servilleta una faldita de tablas que había por allí. Se puso el pijama, se acostó y durmió como el niño inocente y puro que una vez fue.

El trabajo está hecho.

jueves, 24 de marzo de 2011

VIAJE SIN PARADAS


Las vías paralelas nos conducen a destinos diversos. Cada uno, el suyo, intransferible, único.

Nos suben a los vagones sin preguntarnos antes si está en nuestra voluntad sacar el billete. Arranca la máquina y con un estentóreo pitido nos lleva a través de tortuosos caminos y devastados paisajes hacia una estación bajo tierra.

Hay paradas, pero son adornos diseñados únicamente para devorar nuestra pureza, dejándonos viejos y desencantados, consumidos por la miseria y la enfermedad.

No hay diferentes estaciones donde bajar, sólo hay una. La definitiva.

Nadie pidió hacer el viaje, nadie reservó plaza en el tren de ventanas coloristas pero virtuales. Salir para llegar. Escapar para caer envuelto en cadenas, preso.

Yo, suelo consolarme preguntando al revisor con cuernos y rabo colorao dónde se encuentra el bar. Y mientras llego sonrío a toda aquella persona que me cruzo por el estrecho pasillo. Y si me deja le pego un abrazo. Y le invito a que me acompañe al bar para reír juntos hasta que el maldito tren descarrile.

Aunque tengamos destinos propios e intransferibles, me consuela saber que podemos acompañarnos hasta que el maldito tren descarrile, porque estar juntos lo desequilibra al dejar todos los demás vagones vacíos.

MUERTE POR AMOR

Un miligramo de amor en las venas espesa la sangre y mueve el suelo. Una vez que lo sientes no lo olvidas, es mortalmente adictivo.

Francis escribía poesías con tiza negra en las paredes, con el rabillo del ojo puesto en el móvil por si la culpable de todo lo hacía vibrar. No sabía nada de ella desde el sábado anterior. Él se preguntaba si había hecho algo mal, si había dicho algo inadecuado, si ella no sentía la necesidad de escribir poemas en las cortinas.

Francis se movía entre el deseo enajenado y el comportamiento decoroso. Entre llamarla a gritos o mantener una silenciosa dignidad. Entre arrastrarse como un gusano enamorado o sobrevolar su corazón latiente como un águila imperial.

Pasaron tres días más, cargados de incertidumbre en los que ni la comida, ni el sueño, ni ella, hicieron acto de presencia.

Al cuarto día vio en las noticias un terrible accidente donde un coche retorcido contenía sangre espesa y totalmente derramada. Dijeron que fue por un despiste al querer hacer una llamada con el móvil sin dejar de conducir.

jueves, 17 de marzo de 2011

ESCAPAR AL DAÑO

Hay quien vive con un puñal clavado. La costumbre le atenúa el dolor y entonces el metal es el tallo de una flor con las raíces derramadas en lo más profundo del pecho. Pero es molesto arrastrar la pena encendida, oculta, extensa. Y desea repararla sabiendo que carece del remedio.

Hay quien solo puede sentir placer huyendo del daño.

Sus manos tienen huesos desnudos por dedos de tanto frotar la herida. Igual como un rodillo de lija decapa la pintura vieja de un mueble inservible.

Necesita huir del daño para sentir algo parecido al placer.

Un camino retorcido y angosto está por recorrer. Y lo recorre para escapar, aunque a cada paso el puñal entra más y más en la carne, en las letras de su nombre. Nota una ligera punción en su espalda. Acaba de traspasarle y no mira atrás, sigue adelante, huyendo. Y no es cobarde quien se ausenta buscando jardines donde sólo hay sepulturas.

HERMOSO MUNDO DESTRUIDO

Una nube tóxica envuelve el planeta como un papel de regalo. Colores fosforescentes hacen del cielo un bello paisaje infernal. Dios nos dejó hace tiempo y sus apóstoles deambulan por la tierra como perros sin dueño. Los ángeles tienen las alas rotas desde que perdieron las elecciones del sufragio universal y se esconden por entre las dunas del desierto, asustados y temblorosos como lagartijas huérfanas. Ya no vuelan, escarban fosas. Mefistófeles veranea en las cálidas costas mediterráneas. Toma un martini seco en uno de los chiringuitos que ha abierto por un traspaso de risa. No todo está perdido. Jesucristo ha vuelto a reencarnarse para intentar salvar a la vencida humanidad, cual superhéroe solitario. Le toca comerse el marrón al mismo de siempre. Tiene horribles cicatrices de la anterior salvación, pero nadie duda de que hará lo que esté en su mano. No todo está perdido si su paciencia no quedó hace siglos agotada.

viernes, 11 de marzo de 2011

SOL Y BESOS

Hace bueno y anoche me porté adecuadamente. Pongo una casete y subo todas las persianas, llenando la casa de luz y punk-rock de los ochenta. Un bailecito en pijama siempre alegra y desentumece. Hace tiempo que abandoné el pitillo con el café, ahora solo me lo permito para cuando todo está permitido.

Hace bueno y al cruzarme con mi chica por el vestíbulo le robo un beso. Siempre pensé que no hay que dejar de hacer lo que es necesario, aunque sea la mil millonésima vez que se haga. Probablemente así se produce la sorpresa. Me gusta aburrir a besos.

Hoy no me voy a lavar la cara. Cada día una ilusión, una decisión valiente, como si fuera la última. Mi cara no se lo esperaba. Esbozo una sonrisa ante el espejo y me cuco el ojo.

El sol entra a borbotones y me visto dejando que nutra mi piel de falso vampiro. Falso porque a pesar de que el solecico me baña, no me convierto en polvo.

Desayunando hago planes. Por ejemplo se me hace la boca agua pensando en ver una película guarramente gore. Me encanta la sangre, pero solo en el cine. De veras me da repelús. Soy flojico, ya lo decía Felipe.

Hace bueno, aunque el cielo está rebolicao y hace un frío que pela. Y vuelvo a la realidad. No hay sol, ni se le espera, pero hay algo que hace todo bueno: ¡Ella!


CREMA HELADA


Ser abandonado deja en la boca más perfecta un regusto a crema helada. Lo bueno es que queda sabor aun cuando nunca se probó realmente. La carencia no siempre es pérdida. Se puede perder lo que se tuvo y se puede carecer de lo que nunca se tuvo, pero no es posible extraviar lo no pertenecido y sentir la falta.
En cierta ocasión, una semana perdió el lunes. Nadie le echó de menos.
Un hombre dejó caer su orgullo. Se comentó que fue por desgana.
Una factura quedó sin saldar por no saber a quien dirigirse. A nadie le dio pena.
Un alma no encontró un cuerpo. Bien, es tan común ver humanos sin eso que ya nadie se escandaliza.
Una sombra desorientada no supo a quien pertenecía. Quedó solica la pobre y pensó en lo listos que son los organizadores de festivales al poner pulseras a todo quisqui. Lo bueno de pertenecer es que eliminas la ansiedad. Aunque ello signifique no pertenecerte a ti mismo.
Todos hemos saboreado alguna vez el regusto a crema helada.

DIARIO DE UN JOVEN QUE MURIÓ


Acurrucado en un rincón de la habitación acarició un libro gastado y casi con las pulsaciones de un motor fuera borda abrió las tapas arrugadas como olas comprimidas. La emoción del descubrimiento tensaba los nervios y la adrenalina del peligro le acechaba como una navaja apretando la piel lo justo para no penetrarla haciendo que los cojones se le encogieran, endurecieran y se le subieran a la altura del ombligo. De un tirón acabó las historias que le contaba Jim Carroll cuando era joven. Arrogancia, carencia de mesura, sensación de inmortalidad, la vida a mordiscos y el mundo esperando ser devorado. Todo ello es sinónimo de juventud.
Después de unos años aquel adolescente está ahora, vencido, acurrucado, viejo y tembloroso. Está en el sofá frente a un televisor HD, bajo una manta de viaje avergonzada de su nombre.
El mismo chaval que un día quiso vivir con furia ha muerto.
La gente suele morir.
La gente tiene la mala costumbre de morirse.

viernes, 4 de marzo de 2011

CAMBIO DE DOMICILIO

Arden almas en la hoguera dejando humo de sudores evaporados y brasas que solo sirven para cocinar castañas. Las promesas se olvidaron en el calor de un infierno instantáneo por efecto de extrañas sustancias. Las sábanas frías de camas deshechas son los restos de amantes que intentaron amarse. Los platos apilados en un fregadero a la espera de agua y jabón son campanas tañendo sin badajo. El pulso vibrante de un televisor se agota cuando llega la orden de desalojo. El olor de café es una pegatina adherida a una ventana cerrada. Las llaves son de papel y se arrugan al penetrar en la vagina metálica que es el bombín de la puerta blindada. El buzón está herido y mudo. Le crujen las tripas por falta de palabras. La publicidad no alimenta y las facturas consumen calorías a marchas forzadas.

Hace un calor de justicia y puede provocar un cortocircuito en la instalación eléctrica. Puede que las llamas suban hasta el cielo.

Entonces, lo mejor es cobrar el seguro y amarse con despilfarro hasta morir para empadronarse en el cielo.

CORAZONES A PUNTO DE TRASPLANTAR

La continuidad florece aniquilando el egoísmo.

Nuestro planeta no se llama Gaia, se llama Ego. Y es tan grande como el Universo.

Y es tan enorme debido a la suma de diminutos egos que lo pueblan. Su conciencia incendiaria acumula tanta estulticia a lo largo de los siglos que está a punto de explotar como una última mascletá de asco, eso sí con bilis de chulos colores en el cielo encapotado. Bella tormenta podrida como el adiós de un ángel negro al marcharse dejando la tierra quemada. Si mi mal me destruye, repartir enfermedad es mi consuelo. Y llegado a este punto, debo ser sincero y aceptar con cobarde vergüenza que algo de razón tiene el puto ángel caído: Si muero, el mundo se acaba para mí y que le den. Pero hay un resquicio de luz en la pérdida. Puedo darme otra oportunidad donando mi corazón fracasado a alguien que lo necesite, alcanzando así acaso florecer, continuar y curar lo que yo no pude.

SERVICIOS SECRETOS

En las altas esferas se urden complots, maquinaciones ocultas, conspiraciones y, en los tiempos residuales, inventan chistes de agentes secretos.

Nos vigilan en la sombra, el Mosad, la Cía, el Kgb y el Cni.

Hace poco, sin ir más lejos, noté un cosquilleo en la nuca estando sentado en el retrete, signo inequívoco de que algún grupo de presión me espiaba. Silbé con torpe disimulo, haciendo coincidir el agudo sonido labial con el grave estertor intestinal. Y sonreí para mis adentros pensando como despistaría a los servicios de inteligencia en el justo momento de interpretar la grabación. Se lo puse jodido, lo sé. Supongo que el informe fue confuso. A pesar de contar con un software en audio de la hostia, separar el silbido del estertor fue un quebradero de cabeza. No supieron si la cosa venía dura o blanda. Desde entonces, sonreír y cagar es todo uno para mí.

No soy quien para dar consejos, pero sí puedo dar una pequeña sugerencia: Nos hace un poco mejores, actuar cuando estamos solos, pensando que alguien nos vigila. Llámese Mosad, Cía, Kgb, Cni o Dios.