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jueves, 28 de abril de 2011

SIN RUTA TRAZADA

El viento nos da en la cara y envejecemos.

El puente se traga el automóvil y oscurece.

Nos miramos haciendo medias lunas con los labios porque no sabemos donde vamos. Al cambiar de marcha nos tocamos ligeramente y sonreímos por dentro, embriagados de excitación. Da todo bastante igual, si queda algo de gasolina y algo de amor. Hay quien circula con el depósito lleno y el corazón deshabitado. Es circunstancial y cíclico. No es un drama quedarse tirado en la carretera por uno u otro motivo, siempre te puede recoger alguien y vuelta a empezar.

La sorpresa te pilla si o si, con planes o sin ellos. Lo malo es que la sorpresa es una moneda con dos caras opuestas: la buena y la mala.

Yo, prefiero tirar la moneda por la ventanilla con el coche en marcha y que sea otro el que averigüe el resultado. Así decido yo mi suerte.

Está en tus manos también. Si le robas el poder a la fortuna, es toda tuya.

Las curvas nos doblan y empequeñecemos.

Las cuestas empinadas nos agotan.

No obstante, si sentimos la fuerza del motor en una pluma que se deja mecer por todos los vientos pero no se doblega a uno solo, llegaremos sanos y salvos al final de la vida.

EL FUEGO Y LA SOTANA

Acurrucado en un rincón se tapaba las tiernas orejas cuando oía los pasos de arena acercándose por el largo, frío y oscuro pasillo del internado. La humedad podía evaporarse aun faltando el calor. La luz llegaba solamente a través de rezos intermitentes a lo largo de días en bucle, más iguales los siguientes que los anteriores, más ásperos los venideros que los pasados.

El religioso no perdonaba una siesta. Y esa era la hora en que arrastraba sus delicados pies de santo por el largo, frío y oscuro pasillo.

El aprendiz había perdido la fe una tarde de cuaresma con verdadera facilidad y se preguntaba si no era digno hijo de Dios; si sentir miedo, furia y confusión le acercaba al ángel negro. Sentía una mezcla explosiva en su corazón, ardía de odio y asco. ¿Había abandonado él a Dios o había sido abandonado por Él?

Mientras, las tardes pasaban pegajosas, hediondas, sin luz de paraíso alguno.

El niño creció habiendo visto la luz a través del fuego.

Y se hizo hombre deseando con todas sus fuerzas que el portador de la sotana estuviera acurrucado eternamente en los pasillos de un infierno en el que ya no creía.

sábado, 23 de abril de 2011

EN EL AIRE

Un programa de radio esparce noticias sobre las cabezas como confeti en un desfile de máscaras. No son papelitos de colores, son negros.

El sonido de las palabras llegan como un mal augurio, como las alarmas de un bombardeo. No hay refugios, no hay escondites. Somos el blanco perfecto del odio y la violencia. Las balas descansan en la carne arrancando los miembros.

Seremos carne de cañón.

Las noticias de la radio son los presagios que se cumplirán, si no se han cumplido ya.

Las canciones son sólo marchas militares y yo olvidé el uniforme.

Las órdenes son de obligado cumplimiento y mi comprensión se ha atrofiado.

La radio insiste en esparcir el miedo y yo ando sobrao de ello.

Cambio el dial desesperadamente y encuentro un programa nocturno, de esos en los que la gente habla de sus intimidades. Llamo e insisto en que yo no soy de aquí, que vengo de lejos, que esto no me gusta, que sólo soy un pobre extraterrestre, pero se ríen. Y no me importa, porque después de la mofa al menos ponen una canción, de las buenas.

DE VUELTA A CASA

Tener un lugar al que poder volver es una sensación insuperable, es sentir que no estás perdido del todo. Tu casa puede ser ese trozo mítico que siempre te espera. Hagas lo que hagas te recogerá aunque seas polvo, fatiga o confusión.

Necesario es formar parte de algo, lo que sea, para no perder la más delgada razón, porque la cordura es un papel de fumar volando en la tormenta, y se escapa, huye de ti a una velocidad pasmosa.

Mi casa son mi pareja, mis amig@s, mi madre, mi hermana, mi familia al fin; bajo techo o bajo borrascas o anticiclones.

Volar es saber que una vez tuviste un nido. Puedes retornar o no, eso es lo de menos. La vuelta a casa siempre es un sincero abrazo, una certeza, un fuego crepitante en pleno invierno, un papel pintado donde se registraron tus sueños infantiles, un beso antes de dormir.

Tener, lo que se dice tener, es esto; lo demás es profundo vacío.

Es un asco saber que no todo el mundo tiene casa a la que poder volver.

jueves, 21 de abril de 2011

EL PRÓXIMO LLANTO

De lágrimas estamos rodeados, cayendo como gotas de tormenta en el escenario de una película de bajo presupuesto.

Aunque nos sepamos el guión de carrerilla, nos seguimos desmoronando en la próxima escena, repetida mil veces.

Estar alerta no nos ayuda, seguimos lagrimeando como gusanos de muertos recientes.

Viene la escena del llanto y los ojos se humedecen por la alergia, por el recuerdo o por la inevitable debilidad. Un millón de motivos deberían ser suficientes, pero nos basta con uno.

Las estrellas fugaces son lágrimas resbalando por el pómulo de cualquier cara. Si caen es porque deben caer. Estamos solos y acumulamos soledad. Y aun cuando alguien diga "Corten", sabemos que la ficción nos supera. Ni el Dios más misericordioso nos salva de la humedad en los ojos.

La lluvia es simplemente lágrimas en el cielo.

La película sangra cuando llega la escena del llanto y enmudece la sala oscura, donde las palomitas saladas revientan en las bocas mínimas de un público triste, real.

Al salir buscamos hombros donde apoyar nuestra tristeza, y si hay suerte, encontraremos en alguien la suave humedad que nos rodea.

MONTAÑAS METÁLICAS (Dedicado a Chusi)

Metal derramado en las cumbres, como nieve gris perpetua.

Hierro que impone su dureza, como su presencia: limpia, silenciosa y enraizada.

De calma razón y loca alegría. Piel delicada, nervio duro, corazón de fuego.

Cuerpo concentrado capaz de regalar vida nueva, como nieve blanca perpetua.

Imponente cuando da y cuando defiende. A mi me impone y me defiende, así la veo.

Si sale, bebe. Si no sale, no necesita beber.

Han caído copos de hierro en la montaña y su mirada los convierte en bolas de mercurio cual desusado termómetro roto caído al suelo tras marcar la fiebre.

Chusi es una borrasca azotando una cordillera. También es una humilde brisa al borde de una playa.

Yo soy una sima, una grieta con metal derramado. Y brillo gracias a su amistad de hierro.

Su hermana me depositó en una montaña metálica, con la cumbre de nieve gris eterna.

De Chusi es esta canción, la idea y mi agradecida amistad metálica derramada, como nieve gris perpetua.

lunes, 18 de abril de 2011

FANGO Y ROCA

Cuando he perdido el hilo necesito creer que me queda la aguja.

Cuando he metido la pata necesito creer que el camal sigue ahí.

Cuando he perdido la pista sería agradable saber que sólo es la de baile.

Soy de cristal y cuando me rompo me gustaría no ser un espejo.

Estoy hecho de acordes rotos, frágiles y malsonantes. Pero si sueno para alguien, me consuelo.

Es de noche porque el día se escapó.

Cuando miento necesito creer que me queda la verdad.

El negro es mi color, pero siempre busqué estrellas.

No encuentro el cielo en mí, pero está en ella.

Ella es el hilo, la pierna, la danza, el reflejo, la canción perfecta, la mañana, lo cierto, la galaxia que me golpea todas y cada una de las noches.

Soy de arena y agua, o lo que es lo mismo: soy barro. Pero cerca de ella soy estatua de la más dura piedra.

Cuando pienso en la suerte que he tenido, no me lo creo.

Perdeos toda la noche para que alguien os encuentre.


EL FINAL DEBERÍA ESPERAR

La ruta no se dirige, se establece de antemano.

Si has nacido debes morir.

El camino tortuoso reclama pasos torcidos y las almas caen por la pendiente del dolor.

No reclames tus derechos, te serán denegados.

Lo inevitable no se esquiva, se determina.

Si despiertas debes haber dormido.

Hay quien hace autoestop en carreteras secundarias, mientras los vehículos pasan ignorando el pulgar en alto.

El caos no se ordena, se sufre.

Avanzar es agotar el tiempo disponible.

Hay quien cree que será más de lo que es.

Los rayos de una tormenta descansarán en las raíces de un ciprés plantado a la entrada de un cementerio.

Mientras tanto, los nacientes combatimos a los moribundos que seremos con la delgada esperanza de alargar el final, meses, días, horas, segundos.

Es una mierda quedar en nada.

El final no se detiene, pero debería esperar.

jueves, 14 de abril de 2011

¿DÓNDE ESTÁ MI CABEZA?

Como un zombi sin cabeza deambulo.

Como un fino estilista diseño sombreros que jamás usaré.

Al menos el champú me lo ahorro.

No tengo mocos, tengo sudores.

Discurro con la nuez y pienso con el corazón, cosa que resulta en un alto porcentaje desastroso.

Hago planes con los pulmones que siempre quedan en humo.

La memoria la tengo en los huevos y quizá por ello soy tan olvidadizo aunque resulta una característica muy excitante, vamos que me pongo cuando intento recordar algo, lo que sea. No todos pueden decir lo mismo.

Razono con y como el culo, asunto lógico ya que carezco de trasero por su extraña capacidad de no desarrollarse desde bebé. Sigue igual, de bebé, con los carrillos huecos al extraerle el centro con una pala de helado para hacer un cucurucho doble.

La imaginación se reparte por igual en los pies. Dicen que se me cayó.

El día menos pensado buscaré mi cabeza. ¿Alguien la ha visto? Sería fantástico que toda la gente de mi calle se juntara para peinar el barrio.

No puedo dar recompensa económica, pero si alguien la encuentra prometo darle un beso tan bueno que parecerá el primero. Al menos para mí.

ÁTOMOS SOLITARIOS O FELICES MUTANTES

Desde la cuna a la placa de mármol hay una lucha que nos llama a filas a tod@s: vencer la soledad.

Es una guerra donde nadie puede alegar objeción de conciencia. Se libra y punto, quieras o no. A contra reloj. En un tiempo limitado: el descrito en la primera frase.

Es tan simple que asusta.

Los creyentes en la reencarnación pueden darle la vuelta al reloj de arena las veces que quieran, pero simplemente se remueven en la tierra como albóndigas negras, pasadas, inservibles para comer.

La batalla es posible ganarla aunque a un alto precio: dejando la piel de tu egoísmo por el camino. Al final podrás estar despellejado y sin aliento, pero acompañado.

Los últimos acontecimientos atómicos me han dado una idea para ahorrarle a mis hijos esta cruenta pelea: Hacer un viaje familiar por los parques temáticos de Fukushima y Chernóbil, tras lo cual le saldrán dos cabezas a cada uno de ellos, para que nunca se sientan solos desde las cunas a las placas de mármol con fotos dobles.

Me encanta hacer de la necesidad virtud. Así de simple.


jueves, 7 de abril de 2011

SÁBANAS BLANCAS Y CADENAS CON BOLAS

El pasillo, estrecho y largo con paredes transparentes. La cocina, de fogones encendidos con humo levantándose de ollas antiguas. La puerta de entrada es como un puente levadizo con foso.

El dormitorio tiene insomnio, se desvela.

Las fotos con marco de plata encierran recuerdos perdidos. Las ventanas abiertas dejan pasar la niebla. El suelo de gres está raspado.

La casa está deshabitada pero, cada 2 de enero se llena de ruido sordo, remoto, triste. Los vecinos pueden corroborarlo, bajan el volumen de la tele y asustados se quedan quietos hasta que los suspiros disminuyen y se apagan.

El del quinto aseguró en una ocasión que vio una sábana blanca tendida en los cordeles del piso sin vida. En la reunión de escalera se hicieron chascarrillos con esa confesión: que si el fantasma es muy limpio, que si lava a mano porque no se oye la lavadora, etc.

Bla, bla, bla... Lo que no sabían es que cada 2 de enero una chica entraba a hurtadillas en la casa. Era su amante. Luego de etéreos sudores ella se marchaba a otro barrio donde tenía una casa con el pasillo estrecho, la cocina con cacerolas de barro y las fotos de plata rezumando amargura.

CAMBIOS QUE NUNCA LLEGAN

Tenía un andar decadente, un respirar asmático, un pelo que le abandonó cuando empezaba a anillarse y en el bolsillo una esperanza de mejora cual recorte de periódico de la sección de horóscopos, pero de los buenos, de los que consiguen convencerte de que vas a tener un día superior, como un masaje con aceite de palabras amañadas pero aromáticas.

Tenía jodida la vesícula, hundido el pecho, alejada la sexualidad y un número mágico que haría excitar la imaginación a una piedra, buena señal dirían los videntes más trileros.

Tenía una mala racha, de hecho no recordaba ninguna buena. Si fuera una seta le crecerían los hongos.

Pero todo ello estaba a punto de acabar. Iba como un tiro derecho a una administración de lotería pensando en qué banco depositaría su futuro de amor y lujo. Sabía que a partir de entonces le iban a rodear las putas, los amigos ladrones y los aduladores de cartón. No le importaba. Disfrutaría de todo hasta hartarse y luego haría tabla rasa para quedarse con lo verdadero. Tenía suficiente inteligencia y destreza como para manejarse en cualquier pista de patinaje, por arañada que estuviera.

Salió de la administración de loterías con un andar decadente, un respirar asmático, una peluca que compró del todo a cien y un optimismo a prueba de bombas.