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jueves, 19 de septiembre de 2013

SILENCIO FORZADO



Extremos que pisan la media. Medianías que se hacen llamar transgresores. Gritos de mudos. Panacea de sordos. En una posición alejada solo se puede confiar en el eco. Las paredes rodean con sus ladrillos carne. Mendigos solitarios ayunan en oquedades de piedra para no romper el silencio. Más allá de la comprensión está el murmullo de babel. En la soledad se acumulan las respuestas. Aquel que se retira vertiginosamente no desea preguntas. El silencio forzado es un búnker de almas vencidas. El silencio elegido es una transitoria pensión de carretera en un viaje sin destino para seres en libertad. La fatiga, simplemente cansa. La cobardía, derrota. 
Callar cuando se debe gritar fortalece a los sórdidos infames. Callar cuando quieren que grites los debilita. Somos extremos que nos pisamos la media. Somos medianía de vanguardia. Gritos de mudos. Pan para nuestra propia sordera. Dentro nuestro convive el conocido y el extraño; el pobre y el hacendado; el astuto y el necio; el altruista y el ególatra; el depresivo y el eufórico; la víctima y el verdugo; el amable y el antisocial; el libre y el esclavo; el parlanchín y el sordo. Pero por una rara enfermedad solo aceptamos como nuestro lo que nos ilumina, para expulsar con odio hacia los demás lo que nos oscurece. Y de tanto gritar aberrantes axiomas, ya no decimos nada. 

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