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jueves, 30 de octubre de 2014

EN BUSCA DEL SOL


Pedir algo cuando nada tienes es como buscar el sol bajo la tormenta. Reclamar más tiempo ante la muerte es como buscar al sol por entre un cielo encapotado. Para encontrar montañas en el mar hay que bucear en lo más profundo, allí donde más llueve. Predicar en el desierto es dialogar con tu propio besugo. Planificar la sequía bajo el temporal es utilizar lo ilusorio como paraguas, o saciar la sed con arena.
Los días soleados expulsan la humedad con permiso de las tercas nubes, calentando ínfimos sueños de vapor para que suban y desaparezcan.
Alguien debería parar la lluvia que empapa y pudre. El sol está ocupado en descifrar la viciada atmósfera que como sólido manto de mediocridad nos cubre.
A lo lejos se divisan más nubes negras llegando y la multitud busca guarecerse por entre tímidos refugios de papel. Buscar el cálido sol renegando de la fría tempestad es no comprender la ley del equilibrio.
El arcoíris solo se forma cuando se busca el sol en la llovizna.

jueves, 23 de octubre de 2014

NUBES GRISES ALARGADAS


Fue un día tormentoso como los que se atascan y se niegan a progresar suavemente, de esos en los que la balanza se inclina a favor del infortunio sin disculparse por ello.
Fue como un golpe en el mentón a cámara lenta, tras el cual se ve perder uno a uno los dientes, fotograma a fotograma. Fue uno de esos días en los que te preguntas qué has hecho mal para que todas las nubes grises alargadas del mundo te persigan, para que a tu paso se marchiten flores y propósitos, dejándote tan desconcertado como una única luz en la total oscuridad. Aquel tiempo se hizo eterno y dejó secuelas de tamaño insoportable al amputar cualquier fibra de discernimiento. Aquel día no pasaba ni por el empuje del siguiente, ni por la fuerza de un futuro peor. Y allí se enroscaba una larga línea sin final como candado sin llave. Fue un día más común de lo que parece. Cualquier ser humano lo ha padecido. Tocamos a uno por persona, o a más. Incluso hay casos documentados de gente en los que todos los días de sus vidas han sido tormentosos de principio a fin, con sus alargadas nubes grisáceas alrededor.

viernes, 17 de octubre de 2014

EL TIEMPO ES CIRCULAR


Ir hacia adelante es retroceder por un tropiezo o incluso atascarse en una pronunciada pendiente. Los segundos son promesas de minutos inalcanzables como saltos de aguja en discos rayados o como prólogos de narraciones sin continuación. Vuelven las catástrofes cual orugas retorcidas sobre alimentadas de miedo. Los relojes cumplen su banal función palpitando aburrimiento con lánguida insistencia. Es al final del verano cuando los corazones suelen reventar por las mismas y viejas costuras. El día de hoy es un calco de angustia de ayer que fructificará mañana como un feliz tropiezo. Las piedras son fósiles del error en el que volveremos a caer. El tiempo es metálico, de sangre sin anemia. El tiempo es circular, de signo pi sin paradas. Los satélites cumplen su órbita sin inquietud, sin hacerse preguntas innecesarias, sin desafiar al divino destino, dejándose llevar con suavidad hacia adelante. El patrón es un modelo que no rechista. Somos mortales patrones imperfectos condenados a una eterna resurrección hecha con el compás de un dios confuso, atrapado y perdido en un tiempo circular que, de tanto repetirse ha conseguido hacerle olvidar que fue él, y solo él, quien lo creó.

viernes, 10 de octubre de 2014

AIRE


Entre la costumbre y la desazón se cuela un viento raro, capaz de dirigir voluntades, almas y deseos. La cotidianidad es una bola de plastilina en manos de un bailarín mutilado, indeciso y caprichoso. Al aire no se le puede pedir consistencia. A la locura no se le puede pedir sensatez. Y a mí, no me pidas nada. Soy aire de un viento extraño, inconsistente y arbitrario, danzarín sin coreografía ni compás.
El cielo es un huerto de nubes. El infierno, una fábrica de humo. Y yo, no sé lo que soy. Entre la burbuja y su explosión hay un vacilante aire incapaz de saber si es punzón o relleno. A la suerte le falta decisión. A la desgracia también, pero menos.
El aire es el arte de la improvisación. Vuela aburrido sin sentirse culpable cuando daña, ni orgulloso cuando beneficia. El aire es, simplemente, un niño con ganas de jugar. Yo también. Llámame inmaduro, mas no me busques donde no me puedes encontrar. Y, sobre todo, no me busques si alguna vez me perdiste.

viernes, 3 de octubre de 2014

CREER EN TODO


Llegados a este punto el corazón cruje como una cáscara madura y lanza un tenue grito de capitulación ante el paso de un tiempo implacable, tan impetuoso como feroz. La corriente desbordada lleva entre sus húmedas líneas un huracán de finalización. Por ese cauce, crédulos e inconscientes navegamos hasta que el mar nos atomiza con su inmensidad y un golpe de calor nos vuelve azules al devolvernos al cielo donde no hay lugar a lamentaciones. Esta es la forma de irnos sin más, ajena a preguntas retóricas, sin opción a correcciones, como temblorosos dibujos en la arena de una playa, todos a punto de desaparecer con la próxima ola.
Cuando no quedan oportunidades se empieza a creer en lo increíble, en lo inaudito, en las fórmulas incompletas y en lo carente de razón. Cuando se descubre que todo va a terminar entran unas inmensas ganas de empezar de nuevo. Y suele ser demasiado tarde. A no ser que el descubrimiento de la rueda lo hayas hecho antes de andar y, si así ha sido, llegarás al final del camino sin apenas cansancio, pletórico de liviandad.
Esto es, simplemente, el consejo de un incrédulo.