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jueves, 30 de julio de 2015

NADERÍAS


                                                Saltar no es crecer, como dar bocados no siempre es alimentarse. Saludar no siempre es desear salud, como despedirse no es alejarse definitivamente.
Respirar demasiado te puede ahogar como contener la respiración te puede ahorrar vómitos innecesarios. Formar parte de la humanidad no te hace más civilizado como obedecer a los instintos no significa ser totalmente salvaje.
En la palabrería no abundan los silencios, tan solo se ocupan. Y mientras se dejan caer pensares se llenan las cabezas de nada. Huir de los miedos no es superarlos como enfrentarse a ellos no te asegura vencerlos. Jugar no siempre es divertido. Cumplir las promesas no siempre es honesto. La vejez te puede dar experiencia, pero con lo que se tarda en adquirirla te queda tan solo un mal chiste sin tiempo para saborear las risas que prometió. Jode saber que vivir es joderse y poca cosa más. Aunque, si te tomas la existencia como un cúmulo de insignificantes naderías, tal vez consigas vivir feliz, sobre todo si pasas por la vida como si no fuera contigo.
No hay que tomársela como algo personal.   

sábado, 11 de julio de 2015

SIN SECRETOS



No abundan los lugares donde el dolor se gira para transformarse en placer. Son tan escasos como valiosos. La mayoría de las veces pasan sin llamar la atención. Pasan de puntillas y en silencio, secretamente.
Son llamaradas de un impávido fuego oculto que asalta corazones afortunados. La velocidad del trayecto impide ver los pequeños rincones de luz. Los sitios luminosos existen a pesar de la oscuridad infinita. Los sabores salados recuerdan al mar como los estómagos vacíos al hambre.
Pensar en el pasado no detiene al futuro. Y ocultar la infamia mejora la imagen sin detener su hedor. No abundan los lugares sin secretos. Ni los sentimientos sin intereses ocultos. La vida es una enferma pasarela donde pisan tacones altos y vistosos, unidos a suelas sucias, tanto como las imperfecciones carnales que transportan. El corazón es un débil vampiro que huye de la sinceridad como del ajo y, cual pudorosa folclórica, nunca dirá su edad real a plena luz del día.
Y bien mirado, sin secretos, la ilusión perece.