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viernes, 1 de abril de 2016

FLORES RECIÉN CORTADAS PARA CUANDO NO PUEDA OLERLAS


Me gusta pensar que a alguien le puedan entrar ganas de visitarme cuando yo deje de estar localizable. Me gusta darme por perdido. Llamadme excéntrico si eso. El placer no tiene patrones, hay tantos como deseos y si buscas encontrarás el tuyo. Una vez hice una lista con los míos y tras un somero repaso, los taché todos menos uno: Que me quieran. Y punto.
Dame promesas y yo te daré el tiempo suficiente para que se caigan y se rompan ayudadas por la ley de la gravedad, tan real ella. Dame desprecio y me pondré de lado. Dame nada y no me agacharé a recogerla. Pon flores recién cortadas alrededor de mi retrato e inclinaré mi imagen para olerlas. Huye de mí y no te buscaré. Mejora con tu recuerdo lo que fui. Quédate con lo que nunca te di. Haz del adorno un arte y de la mentira verdad. Todo el mundo fantasea con la mugre dándole una pátina de luminosidad. Mi triunfo está en tus manos. Las mías tienen las uñas negras de tanto hurgar en la decepción. Sácame de donde yo me he metido. Trafica con mi historial sin apuro. Véndeme al peor postor. Pasa de mí con elegancia. Pero te suplico con ardor que cortes tiernas flores para mí cuando ya no pueda olerlas. No pienses en el porqué. Solo hazlo. Algunas personas necesitan actos absurdos para sentirse queridas. "Qué bien huele lo que no puede olerse" dijeron mis gusanos.

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