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miércoles, 25 de mayo de 2016

CIPRESES EN EL BALCÓN (A Beltrá)


Él, trasplantó a una maceta el ciprés más cercano a la sepultura de su amor perdido. El árbol agarró desesperadamente en aquella reducida porción de tierra enjaulada; se alegró al cambiar de domicilio; al trocar silencio por bullicio; al pertenecer a un entorno vital desde el balcón de un piso de alquiler barato en vez de decorar un paseo de nichos caros y vecindario muerto que inexorablemente le mataba. Él, al atardecer solía regarlo con un solemne desfile de la cocina al balcón, recreando la acongojada ruta de la columna de coches en un funeral, del tanatorio al camposanto. El ciprés le hablaba moviendo sus ramitas mudas con palabras de viento; con un céfiro vigoroso podía hasta gritarle: ¨Tiene que haber algo mejor, lejos de los extremos. Nada es para siempre. La eternidad no la resiste ni los muertos¨. Él no escuchaba porque un corazón roto deja de oír para simplemente entreoír.
Solo le calmaba pensar en el suicidio. Hasta que decidió llevarlo a cabo. Fue un día sin viento, de esos barnizados con una inquietante quietud. Estaba regando el ciprés. Dejó a medias la tarea. Se asomó por la barandilla del balcón. Y cuando un millón de sirenas cantaban desde un mar de asfalto... un inesperado y diminuto ciclón volcó el ciprés. Y un automático reflejo, inoportuno acaso, ordenó a sus manos recoger tierra y planta. Y a su cabeza pensar que, si no había nadie que cuidara la maceta, su amor perdido moriría definitivamente abandonado por quien más le quiso.

Un sábado en Elda a 30 de noviembre de 2013 a las 00:26

jueves, 19 de mayo de 2016

¨DESUBICADOS¨


 La fuerza de la expulsión es tan grande que te motiva o te derrota. Los huecos del mundo están para ocuparlos o para dejarlos vacíos como cascarones. Gimotear es cosa de desocupados. Vanagloriarse del lugar que se ocupa es la actitud de un absoluto imbécil. Arriba o abajo no son lugares, son diferentes estados a falta de manos extendidas: unas para ofrecerse, otras para dejarse ayudar. Desde el principio todo es volátil como el alcohol de alta graduación en un vientre sin futuro. La llave de la ocupación del paraíso no existe, se va formando en la fragua del comportamiento. Unas generaciones se dedican a poner los grados necesarios para conseguir la llama, otras se dedican a apagarla con meados sanguinolentos. Y la fiesta de los desquiciados sigue. Y la lista de los ¨desubicados¨ aumenta.
Hace falta tiempo para descubrir que nada es bueno ni malo en sí, que tan solo se trata de saber encajar en un engranaje ficticio. Hacer y no esperar que se haga, a no ser que alguien lo haga por ti y lo permitas. El conocimiento y la educación son fundamentales, sobre todo, para ponerlas en solfa con irrebatibles argumentos. Es necesario sentirse perdido para poder encontrar un sitio. Y todos tenemos el nuestro. La materia todavía es impenetrable, aunque algunos se empeñen en demostrar lo contrario con soberbia, ruindad y desdén.      

jueves, 12 de mayo de 2016

NUEVAS FORMAS DE AMAR


Los nuevos tiempos recortan y extienden a la vez nuevas formas de amar. La búsqueda es un viejo interés consustancial a la explosión de hormonas juveniles y a la desesperada conclusión de mentes moribundas. Primero arden los genitales, luego la desbastada conciencia al borde del colapso. Envejecer es una transición que va del vientre febril a la calma de la idea. Buscamos a los demás para encontrarnos a nosotros mismos. Jugar a querer es una forma de matar el aburrimiento, de dar sentido al vivir. Antes nos buscábamos en la calle, ahora en las redes sociales. Lo bueno es que nos permite cargar de ideales al objeto. Lo malo es que la falta de presencia nos hurta de la expresión no verbal, básica para no confundir dulces con hiel. De todos modos, no encuentra quien no arriesga.
Los nuevos tiempos traen nuevas formas. De amor y de odio. Que cada cual elija.