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jueves, 30 de noviembre de 2017

DENTRO Y FUERA DE LA LEY


Las mujeres y los hombres no pierden la dignidad por estar fuera de la ley. Los de dentro se cuidan muy mucho de mostrar los pasos dados fuera de ella. A los de fuera no les importa no vanagloriarse de los pasos que dan dentro. Las barreras se mueven al antojo de los que las escriben, no respetan y ejecutan. Nadie ha podido invertir la pirámide. Y si lo intentas, te aplasta. Dicen que los jueces en algún momento fueron inocentes. Sería cuando sus togas olían a papilla y a sus palabras le faltaban letras.
Se oyen candados cerrándose mientras sus llaves se alejan como amantes ocasionales que con rapidez se olvidan. Se oyen disparos en libertad descerrajando carnes de cañón. Alguien tiene que pagar las deudas contraídas. Quien hace la ley se sabe las trampas. El invierno está al caer sobre los condenados y la fianza no hay quien la pague. El verano no acaba en los paraísos fiscales donde hacen su agosto legales ciudadanos de mangas anchas y corta virtud. Dicen que vale más una mentira bien contada que una verdad a secas. Puede ser verdad, no lo niego, pero tiene que ser tan deslumbrante que, el estar fuera de la ley, sea una mera anécdota.
Juntados en el exilio, permaneceremos. Divididos, caeremos.
La ley divide, el orden ordena y la falta de juicio nos condena.    

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