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viernes, 26 de septiembre de 2014

SEGUIR VIVO ES LA CLAVE


A fuerza de envejecer la pasión por vivir se inflama como corazones rotos juveniles deseando recomponerse para esperar la próxima destrucción. Cuando una tras otra las guerras te vapulean y derrotan llega el momento de alzar la púrpura cabeza inflamada con la dignidad del superviviente para esperar el próximo golpe. Todo cambia menos la clave: seguir vivo. Hace falta toda una vida para descifrarla. Y cuando lo consigues, te vas. Sería bonito rebañar un poco de tiempo más, un día más del tamaño de la eternidad. Desde el principio hasta el final hay una tienda de pinturas con todos los colores del sueño dispuestos en perfecta formación en los estantes a la espera de ser elegidos y combinados según la destreza y fortuna de cada dueño. La equivocación no empeora la mezcla si tienes capacidad de aprendizaje. Vagar por entre la ruina ofrece la oportunidad de corrección como la caída invita a levantarse o el desamor brinda corazones robustecidos si un día más lo permite. Uno más es suficiente si se da con la tecla. Maravillarse con todo, segundo a segundo. Enconarse en la vida por perra que sea. Asombrarse cuando te quieran. El resto no importa.