Google Website Translator

sábado, 19 de noviembre de 2022

EL PRIMER PASO

Al principio nadie sabe caminar hasta que da el primer paso. Luego de mil caídas se puede llegar a cualquier lugar, corriendo incluso. Nadie pide venir aquí, creo, pero si se consigue atravesar el fuego, el dolor y la tormenta, es un preciado regalo. Llegamos desnudos, llorando, necesitados de todo y puede que nos encontremos con la nada. Estamos expuestos al vacío. Con suerte habrá tiempo de aprender, de entender, de ser persona en un mundo deshumanizado. Crecer es complicarse la vida y luchar contra ello es perderla. Hay un tiempo en que la obstinación es útil, hasta que la bendita aceptación se elige. Hay un tiempo para la pureza y otro para perderla. No se puede decidir el cuando, sí el como. Nadie llega con un manual bajo el brazo para vivir. Las vicisitudes te conforman, el guion es casual y el autor anónimo. Las emociones siempre son subjetivas. Los actos no. Nos dan un principio y un final. Lo que hagamos en medio, nos definirá, aunque nunca fui muy amante de las etiquetas. Vete a saber cuáles son los íntimos motivos que mueve a la especie humana a hacer lo que hace. Yo, pienso que de nano ya era viejo y mis primeros pasos ya parecían los últimos. Y eso es una fatal desventaja. No he tenido tiempo en el medio para crecer saludablemente. Ello es una excusa aceptable para mí y mi indolencia. Pero para nadie más. Pero este es mi legado, queridos principiantes, no soy yo quien puede enseñaros el camino.

viernes, 15 de abril de 2022

OTRO MÁS QUE RESTA

Me estoy llenando de finales. Me estoy encontrando caminos sin salida, colores que se apagan, aullidos que me ensordecen, heridas que no dejan de sangrar, latigazos que me arrinconan en la incomprensión. El tiempo ha dejado de pasar, simplemente me empuja. Los recuerdos son de gas en mi pecho y de cartón en mi piel. La fuerza me acompaña con miedo, casi por casualidad y el suelo tiende a desaparecer. La guadaña vuela a dos milímetros de mí, helándome la sangre con su agudo sonido metálico penetrante. Tengo que depositar amistades en la memoria y me niego. Tengo que aceptar ideales fracasados y me niego. Tengo que visitar tanatorios y me niego. Tengo que ser mortal y por supuesto me niego. Siempre fui de algodón aunque ponga la pose más dura. Siempre decidí huir al menor contratiempo sin comprender que contra el tiempo no se puede ir. Darme la vuelta no fue, no es, ni será una opción. Tengo mi sombra ante mí y no sé hacerla mía, no sé cómo cambiarla. Con mi reflejo es todavía peor, simplemente porque nunca me gustó. Creo que me he soportado por rodearme de las personas que son mejores que yo. Y cuando empiezan a terminar me vuelven a dejar desnudo. Me estoy quedando con los mismos temblores del principio. Soy lo que otros piensan de mí. Y si se van, dejo de ser. Yo no me necesito. Me quedan algunas personas y esa es mi alegría. Me quieren y esa es mi necesidad.

viernes, 8 de abril de 2022

PRUEBA Y ERROR

El día cayó tan solitario como un cadáver tirado a una fosa sin ser común. El chaval tenía tantas perspectivas como una agenda vacía de apuntes de cualquier año vencido. Se fue a la cama sin cenar para aligerar sueños y pesadillas, esperando despertar así lo mas limpio posible. Las legañas fueron persianas de metal al abrir los ojos, el dolor de estómago fue de fuego y el de cabeza de los que no se olvidan. Estuvo todo el día maldiciendo los cuidados pretéritos, escupiendo palabrotas de esas que pudren el diccionario. Estuvo todo el día andando por la casa como un demonio contrahecho, dejando un rastro de peste y bilis hasta que comprendió su error. El día estaba cayendo como el anterior, pero iba a cambiar el planteamiento con furia. Se puso sus mejores galas mientras sonaba alto un disco de punk y rock grasiento. Decidió cenar en un bar donde la carne la ponían de entrante y los abstemios se abstenían de ir. Llamó al camello sin poner límite al dispendio ni al remordimiento. Fue pisando fuerte toda la noche, hablando con sentencias, como lo hace un pastor desde su púlpito. Bebió y consumió tóxicas sustancias hasta tocar el cielo del amanecer. Despertó al lado de un cuerpo que no era el suyo. Se vistió y se despidió como un dios de la elegancia. De camino a casa le acompañó un placentero bienestar al comprender que el cambio de conducta le llevó al mayor de los aciertos. Otro día cayó fulminante como lo hace un enfermo terminal, pero esa es otra historia.