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jueves, 30 de mayo de 2013

EL MULO EN EL BAR



A las ocho en punto se encontraba a diario Jorge "el mulo" en el bar tras el trabajo, con la espalda tatuada en sudor, los nudillos a muescas y los ojos al borde del incendio. Saludaba con un inquietante gruñido, igual que el ruido de fondo de un potente amplificador al encenderse, dejando claro que algo iba a ocurrir. Del mismo modo podía romperte las costillas con un golpe o con un abrazo. Un hombre de excedido formato produce acciones desmedidas con naturalidad. 
A las nueve menos diez ya habían labios partidos en el callejón. Pero solo de los que pertenecían a boca-viles. Jorge era un lápiz corrector; un látigo para infames; un vengador de los débiles; un bruto con el corazón aterciopelado; una roca necesaria en el jardín. 
A las once iba al wáter como se dirige un camión articulado de camino al muelle de descarga. A su vuelta se le oía rumiar entre dientes lo mucho que le gustaba pegarse un baile de vez en cuando y yo imaginaba un transatlántico en plena tormenta. Hacíamos buena pareja: Jorge "el mulo" y Finico "el na de na".
A las doce, el camarero cerraba el bar con nosotros dentro. Y entonces disfrutábamos de la facilidad de palabra de Jorge "el mulo". Una vez le contamos hasta tres. Agotábamos el barril de cerveza y nos despedíamos de Jorge con alegre camaradería, pero sin abrazos.

jueves, 23 de mayo de 2013

CASI TREINTA AÑOS NO SON NADA



Al albur de la infamia quedó anclado lo que fue nuestro futuro. Nos vendieron que nos pertenecía casi sin poder disimular su descojono con tamaño embolao. Total, cuando nos diéramos cuenta, unos estarían en las entradas de los diccionarios y otros criando malvas. Y no necesariamente en ese orden. No me veo escupiendo libros y sepulturas a diestro y siniestro. 
La ventaja de haber sido cándido y piadoso es que con prontitud te crecen las dudas y los recelos como los pelos en las pelotas. La ventaja de tenerlos ahora blancos es que sirven de aviso para las nuevas hornadas. 
La actualidad es un yogur a punto de caducar pero con el tiempo adecuado volverá a estar dispuesto para una nueva fermentación. Pongamos treinta años y todo volverá como si jamás se hubiera ido. Parece que no haya pasado apenas nada tras un reguero de almas rotas, castigadas y lo que es peor: vencidas.   
El mundo conocido padece una ciclotimia rampante y no puede pagarse la medicación.
Tarde o temprano se vuelve al principio. Lo afirmo desde la humildad de mi inservible vejez. Enjuto y malgastao os digo, por si le sirve a alguien tan confuso y perdido como yo, que casi treinta años no son nada. 

jueves, 16 de mayo de 2013

PIRAMIDAL



La base de la pirámide se ahonda y ensancha mientras la cúspide se estira afilada hasta clavarse en el culo de un dios indolente, aburrido y anestesiado. Habrá que esperar ayuda y compasión del ángel caído, más cercano a nosotros desde su pozo del infierno, que del padre eterno desde el complejo residencial celeste donde holgazanea. Olvidó a sus hijos de tanto hacer vida de soltero.
A falta del papi original bueno es un padrastro como el demonio. 
Enterrados en la base de la pirámide nos piden más esfuerzo, más conformidad y más entrega. Como si huesos pelados ocultaran músculos. Como si cuencas vacías se negaran a mirar por puro capricho. Como si los hogares desahuciados lo tuvieran bien merecido por ocultar bajo el felpudo deseos e ilusiones por encima de sus posibilidades. No somos hijos de millonarios dilapidando fortunas. No somos un ejército bien uniformado. No somos bebés-anuncio de tiernas sonrisas. Con tejidos harapientos no se hacen desfiles glamourosos. A la cima no llega el hedor. Ni debe llegar.
De pequeño me vendieron unas preferentes. Todas las pirámides se construyen con ilusos. Aunque yo sigo pensando que fui de alta cuna, pero me cambiaron en un descuido. Yo y mi maldita manía de tener buen dormir. 

jueves, 9 de mayo de 2013

CORAZONES ROTOS Y RECICLADOS



Amores usados, tirados al contenedor sin bolsas anti-goteo, un domingo por la noche, con el pijama puesto y la conciencia tranquila. Es cuestión de emplazamiento. Si ocupas el lugar del klinex te toca sufrir; si estás limpio de mocos y en cama, te toca soñar placenteramente.
Un basurero le comentó a un desconocido en una charla de bar que cada noche se le partía el alma al recoger corazones rotos en vez de inmundicia. El fulano a quien dirigía sus inquietudes le replicó, no sin cierta retranca, que para ser operario del descombro tenía una sensibilidad de cristal cercana al atildamiento y una percepción errónea. Claro que recogía inmundicia, pero inmundicia enamorada.
Un bote atado a un coche de recién casados se alegra por abollarse de camino al aeropuerto. Al principio los golpes son caricias si forman parte de una ilusión. Ilusión  que al final inexorablemente se fractura, liberando todo el dolor que desde el principio allí estuvo. Los cardenales atestiguan la púrpura ingenuidad. 
Un anciano de corazón mil veces partido y reciclado ríe a carcajadas enseñando la carne de dientes huidos al paso del camión de la basura. 

viernes, 3 de mayo de 2013

NACIDO PARA ACOSTARME



Dicen que dormir es ver pasar la vida con legañas, ausentarse del meollo, perder oportunidades, dar la cara con la espalda e incluso llegar tarde para vivir. Quizá yo sea un espíritu burlón o una alma cansada, porque no me creo lo que dicen. Siempre tengo sueño y dormir me alimenta, me fortalece. Me renueva ausentarme de la vorágine, desaprovechar billetes, llegar el último a mi entierro y cucarles el ojo por la pitaña a los presentes desde el floral expositor. 
Dicen que la ciudad es una trampa para lechugas de mentol, para conejos con plumas y para sucias palomas de dientes careados. Todo conduce a la escapada. Tan lejos como sea posible. Mi dorsal es un pijama en la carrera hacia el sueño. 
Hay que salir de la pequeñez, con el tanque cargado de combustible, mientras la juventud lo permita. La desbandada es un hecho. Las autopistas amontonan jinetes solitarios. Nacidos para correr. Pero, cariño, no soy uno de esos. Yo nací para acostarme en un motel llamado colchón. Mis llantas brillantes son dos cálidas zapatillas de andar por casa y mi meta es un despertador. 
Dicen que el mundo se ensancha en la despedida, que el suelo se ve mejor desde una noria, que el suicidio es un modo de esconderse, que un beso sabe mejor en el recuerdo, que todos hemos nacido para correr. Pero, cariño, yo nací tan solo para acostarme.