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domingo, 15 de septiembre de 2024

SER RARO DE COJONES

Si no encuentras tu sitio fácilmente, es que puede que seas un poco raro, difícil de encajar en un paisaje alejado a tu comprensión. Cuando sientes que no perteneces a la realidad que te rodea, tal vez es que eres un insípido producto de un falso sueño. Si la incomodidad te invade, vivir en la confusión es la consecuencia. El extrañamiento se instala en el vientre como un voraz parasito, capaz de darle la vuelta a la razón. Buscar pertenecer es natural, a no ser que por el camino pierdas lo que eres. Cuando tu pieza no completa el puzzle, no desesperes, no des por perdida la partida, resiste hasta que encuentres el escenario adecuado, ese donde tu presencia no llame la atención. Ser paciente no es perder el tiempo. Solo a los soñadores les pertenece el sueño. Los ríos están llenos de arrastradas almas necesitadas de empuje, pero si la tuya se rebela es que tal vez duda y eso es lo más humano. La rareza pertenece a los sanos normales. Es necesario buscar las diferencias para poder encontrar las igualdades. Sentirse raro de cojones es más vulgar de lo que puedas creer. Simplemente eres un insignificante microbio en la inmensidad. Paradójicamente sentirse raro es el primer paso para dirigirse hacia la soñada normalidad. Ojalá no te pierdas por el camino.

sábado, 7 de septiembre de 2024

QUEDAR MAÑANA ME VIENE MAL

Cuando no vas a poder estar, mejor no quedar con nadie. Igual no será mañana, pero de tanto fallar, mejor no quedar y así acertar. Si no las tienes todas contigo, no le des a nadie nada. Hay veces que comportarse como un estúpido estirado es lo más elegante. Tienes opciones malsanas y elegir ninguna es hacer pleno. Buscamos lo que nos beneficia, pero cuando estamos a punto de pudrirnos, ser inteligente es no darnos importancia. Es de necios cruzar la vida como si nunca haya fin. A no ser que seas joven y entonces tienes derecho al aburrimiento, pero si de mayor te aburres te conviertes en un muerto en vida. Por tanto, si no te llamo, no te preocupes por mí, es que estoy ocupado en vivir. Acepto que me desprecies, yo no lo hago contigo. Me viene mal ayudarte mañana, sobre todo si no voy a estar. Llámame prudente en demasía si acaso, pero no me llames falso. De tanto aparentar dejamos de ser reales. De joven es fácil prometer, de viejo es difícil no acumular decepciones a no ser que tengas la capacidad de escapar de la morgue. La belleza de una flor radica en su efímera existencia. Cuando dejas de estar, dejas de joder. Me alegra pensar que los recuerdos se desvanecen, los buenos, los malos y los regulares. Quien lo entienda que me ponga una flor, brinde con música y alcohol el día que yo me muera. Si lo hago bien, nadie podrá decir que falté a la cita.