Me sigo y me repito como una mala digestión. Las direcciones suelen ser torcidas, tanto que a veces se encuentran. Entonces, sin decir nada me saludo con la mano y sigo. Otras en cambio, me digo: ¡Circulen, circulen!
En contadas ocasiones, cuando llego a una encrucijada, me parto y tiro por todos lados. Mis huesos se pierden, los órganos caen por un acantilado y mi corazón se estrella contra un muro dejando un grafiti de carne roja resbalando.
La vida es una o, donde cada persona le hace dos muescas. La primera viene dada y es obvia. Lo divertido es que nadie tiene ni puñetera idea de cuando se marcará la segunda. A menos que seas bastante frío y previsor. Yo de momento, preferiría seguir dando alguna vueltecita más y repetir aunque me pierda, me caiga o me estrelle.
Preciosa lectura sobre el camino de la vida. Me gustaría que en mi epitafio pusiera "Hizo lo que pudo con la vida que le dieron"
ResponderEliminarSigue actualizando, ¡que este blog merece la pena seguirlo!