Asomado al precipicio busco con tranquilidad argumentos para detenerme. Abajo se acumulan apretados finales sin lugar para otros que no sean el mío. El vertedero recibe productos del uso. Hago una fogata frotando palillos húmedos por el desencanto. En el borde no hay una temperatura adecuada y la decisión no admite demoras. No se pueden esperar milagros en documentales.
He traído bebida para emborrachar a un muerto. Nunca pude mirar de frente a la realidad. A falta de valor, buenos son los sueños aunque sean caminos sin salida. Siempre tuve a mi lado un sastre llamado ficción. El barranco me ofrece el don de la invisibilidad. Vuelvo la vista apenas un segundo y sinceramente, hay poco que salvar. Quizá una mano que me empuje. Quizá alguien que desee saldar las deudas que contraje. Alguien que desee venganza y la obtenga. Prometo dar facilidades.
Asomado al pozo busco la inercia para no detenerme, para no quedarme a medias. No hace falta que me precipite. Tan solo se trata de precipitarse. Precipitarse con suma tranquilidad.