El conocimiento se deteriora con la lejanía igual como el acero de una navaja olvida todas las carnes que penetró. Una cicatriz no asegura su registro en el libro de los porqués. Mirar hacía atrás no siempre entrega utilidades satisfactorias, tal vez solo deja llanto y frustración. En medio de cada poema se esconde un intento malogrado de cambiar basura por belleza. Carece de luz el olvido y de rostro el nombre. Es más de lo que se puede decir. Se arrastran corazones malheridos por espesas selvas de incomprensión y sus rastros rojizos son incapaces de hacer distinguir su origen. El error vive en una pendiente de la que nadie sabe escapar. Y los últimos intentos siempre serán baldíos. Quien empuja a quien cae no le salvará de rodar por el mismo precipicio, simplemente cambiará insignificante tiempo por solemne abyección. Es más de lo que se puede decir.
La ausencia no hace más que, irremediablemente, acumular desconocimiento.
La ausencia no hace más que, irremediablemente, acumular desconocimiento.
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