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jueves, 30 de marzo de 2017

RIQUEZA POR LA ENTREGA


Voy a cambiar completamente lo establecido en la concepción de la economía productiva. Voy a hacer del desprendimiento ¨acaparacción¨ y de la entrega la mejor de las ganancias.
Para ello solo se necesita tener a alguien que lo merezca, o mejor aun, aplicar la receta a diestro y siniestro sin hacer de juez. Debería funcionar de igual modo. Para que funcione solo hay que cerciorarse de que lo que tienes para repartir sea valioso y no mierda. Una confusión de lo más común es creer que tu odio se alivia esparciéndolo por ahí. No estoy revolucionando nada, tan solo recordando lo que otros mejores que yo aplicaron en sus vidas. El amor se mide por la cantidad que puedes dar y no por la que esperas recibir. Tener los bolsillos vacíos te impide saldar las deudas, pero estar libre de deudas te los llena.
Voy a ir a todos los cursos impartidos por ¨coaches¨ de éxito para hacer todo lo contrario de lo que propugnan. Voy a ir al gimnasio para reflexionar con las pesas y fortalecer así la musculación de mis ideas. Voy a ir a misa todos los domingos a practicar zumba. Voy a plantar árboles en el tejado y a cobijarme del sol con su sombra los días de lluvia.
Dime si tengo sentido estando tú tan lejos. Dime lo que hacer con mi vida si la dedico tan solo a mí.
De pobres está el mundo lleno.

viernes, 17 de marzo de 2017

QUIEN ESPERA LO SUFICIENTE, GANA


No importa empezar perdiendo, importa tener la paciencia suficiente para dejar que el tiempo haga su trabajo y de a los últimos, lo que una vez fue de los primeros. Resistir es un arte al alcance de una extrema minoría, tan imperceptible como un virus letal adormecido a punto de reventar en un cuerpo con la salud de hierro. Nadie con la soberbia satisfecha cree que su nivel por derecho adquirido pueda tener fecha de caducidad. Y sin saber por qué, cualquier ¨mindundi¨, con la suficiente dosis de paciencia, lo deja tan atrás que tras él parece no quedar nadie. Confundir el culo con la boca es habitual. La competición es lo que tiene. A los que se creen ganadores les suele faltar sentido del humor. Toman tan en serio su elevada posición de poder que se creen inmortales, haciendo reír a la mismísima muerte, tan socarrona ella. Quien no comprende lo poco que es, no sabe lo grande que hubiera podido ser. Quien no siente como suyo el dolor ajeno, no merece el más mínimo placer. Quien no es capaz de saber perder, no merece ganar. Quien no sabe compartir, no sabe competir. Y quien no sabe esperar, pierde. El mundo no es para los serios. El mundo es para los que saben echarse unas risas entre lo que va del alumbramiento a la fosa.