Somos la causa del deterioro de la naturaleza o su inocente natural producto. A nadie preguntan antes de llegar si es su destino deseado o no. La cultura del bien o del mal es un artificio ficticio al albur de un planeta sofista como pocos. La intención es un objeto tan maleable como inútil. Hay quien nada más venir, está deseando salir. Hay quien entra y malgasta su maravilloso tiempo en despreciar al resto culpando a la gente de su propia total ineptitud. Hay árboles a los que el bosque les impide ver lo que son. La semilla de la ignorancia crece en los más inhóspitos parajes, de tal modo que la fuerza de la cantidad abarata cruelmente a la calidad. Venimos para partir. Somos naturales. Somos montón y somos soledad. Somos tan naturales como lo son un festín de insectos en un cuerpo carnal recién abandonado de vida. Somos tan inocentes como lo es el mundo al que pertenecemos. La humana naturaleza es y será lo que siempre ha sido. Creer en un juez capaz de discernir del bien o del mal, es una hermosa manera de perder el tiempo. Y aun así, no vale la pena comprender la triste realidad. No me gusta la humana naturaleza tal cual es. Tal cual soy. Aun a mi pesar, prefiero soñar. Aproximadamente es lo que pienso.
Fórmula compuesta de música y lectura que busca poner la piel de pollo. Con la música seleccionada debería bastar, pero debo juntar palabras de mi magín por hacer algo. Gracias por la visita.
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sábado, 15 de julio de 2017
HUMANA NATURALEZA
Somos la causa del deterioro de la naturaleza o su inocente natural producto. A nadie preguntan antes de llegar si es su destino deseado o no. La cultura del bien o del mal es un artificio ficticio al albur de un planeta sofista como pocos. La intención es un objeto tan maleable como inútil. Hay quien nada más venir, está deseando salir. Hay quien entra y malgasta su maravilloso tiempo en despreciar al resto culpando a la gente de su propia total ineptitud. Hay árboles a los que el bosque les impide ver lo que son. La semilla de la ignorancia crece en los más inhóspitos parajes, de tal modo que la fuerza de la cantidad abarata cruelmente a la calidad. Venimos para partir. Somos naturales. Somos montón y somos soledad. Somos tan naturales como lo son un festín de insectos en un cuerpo carnal recién abandonado de vida. Somos tan inocentes como lo es el mundo al que pertenecemos. La humana naturaleza es y será lo que siempre ha sido. Creer en un juez capaz de discernir del bien o del mal, es una hermosa manera de perder el tiempo. Y aun así, no vale la pena comprender la triste realidad. No me gusta la humana naturaleza tal cual es. Tal cual soy. Aun a mi pesar, prefiero soñar. Aproximadamente es lo que pienso.
viernes, 7 de julio de 2017
NECESITO UN CAMBIO
De tanto dejarme llevar he llegado a un sitio alejado años luz de mí. No me reconozco. El que se afeita en el espejo no soy yo. El que camina con mis piernas es otro. El que pide un menú de crisis en el restaurante chino no lo hace con mi voz. El que gasta mi dinero en un tugurio de apuestas lo hace sin mi consentimiento, yo nunca apostaría a que el CD Eldense pierde doce a cero en ninguna competición por benéfica que fuera.
Me siento como un vulgar demonio dentro de mi propio cuerpo deseando que llegue cuanto antes el sacerdote exorcista que el obispado provincial designó. Estoy viendo Telecinco a la hora de comer y es un indicio que cualquier juez convertiría en sospecha si me hubiera conocido en el pasado. Estoy viendo un programa en el que va gente necesitada de cambios en sus vidas y tres personas expertas en estilismo consiguen con un sencillo corte de pelo y unos humildes trapos cambiar lo que ocurre más adentro de la piel. Estoy a punto de llamar, pero el que ya no soy yo prefiere darle al uno en el mando a distancia y sale una sesuda entrevista a pie de calle a un tal DJ Kiko mientras sale del gimnasio y se monta en el coche. Necesito un cambio con total urgencia. Yo no era así. Si alguien puede ayudarme que me haga una perdida, prometo contestar.
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