Google Website Translator

jueves, 3 de julio de 2025

GRANDES Y PEQUEÑAS EXPECTATIVAS

Cuando el mundo te aprieta, puedes dejar que te ahogue o intentar escapar sin miedo a cometer errores que te devuelvan al punto de partida. Crecer tiene sus riesgos. Asumirlos cuando la piel es joven tiene futuros prometedores, si tienes capacidad para afrontar de igual modo éxitos y fracasos. La luz pertenece a quien la busca, sobre todo cuando, al caer en la sombra, no busca culpables externos. Es una norma no escrita la negación de tu procedencia para construir tu camino. Pero si, por un casual, llegas a entender valores que no entendiste, volverás agradecido y feliz. Tener un hogar requiere esa hipérbole. Almas extrañas nos rodean, y descubrir que somos una de ellas nos debería reducir a la mínima expresión la capacidad de enjuiciarlas. Somos humanos imperfectos. La certeza pertenece a los obstinados en creerse mejores, sin saber que solo son necios incapaces de mejorar. La duda es patrimonio de los humildes, sin saber que su capacidad de mejora es incalculable. Cuando el mundo te aprieta, puedes actuar como un juez, pero con el tiempo comprendes que tamaña proeza solo pertenece a dioses soñados. Ahí radica la diferencia entre grandes y pequeñas expectativas. Crecer no es renunciar a soñar. Es comprender que para ser juez hay que poder tirar la primera piedra y no acabar lapidado.