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jueves, 28 de junio de 2012

ES HORA DE QUE ME VAYA


Nadie ve el momento de la vuelta, allí donde el camino se retuerce y acaba. 
Allí donde la calle expira convirtiéndose en callejón sin salida con grafitis de colores pálidos, mutación de grises casi definitivos.
Atrás quedan los recuerdos en carpetas con imágenes fragmentadas vertidas en cauces de alcantarilla como cenizas lanzadas al cielo de un mar intoxicado y embravecido.
Las esquinas vigilan la mugre. 
Mi frente guarda el tiempo. 
El viaje se agota sin estridencias. Y tus ojos buscan lo que debería haber hecho.
Sigo transitando un mundo extraño y doliente. Del mismo modo la sangre circula en mi.
Me cuelgan arañas tejiendo el fin. 
Casi ya no puedo moverme. Veo con dificultad a través de la red. Aunque el viento fresco agita el paisaje haciéndome creer que la hora de irme no ha llegado todavía. Que son los demás los capullos en peligro.
El camino es largo y duro, preñado de contingencias con regalos de cicuta.
Nadie ve la hora de volver a casa. Ni yo. Aunque sea el único capullo en peligro.
No me veo diciendo adiós con calma y dignidad. Me veo gritando; pusilánime,  ridículo, mientras los que me acompañan y quieren me afean la conducta.

jueves, 21 de junio de 2012

EL FUEGO Y LA ESPÁTULA



Fundido a ti por tu calor desprendido, ni el sol me hace sombra. Soy de oro adhesivo, de queso en horno, de plastilina en un río de lava.
Pegado a ti por tu luminosa gravedad. 
Necesitarás una espátula para librarte de mi.
Si sales a comprar zapatos, me encontrarás en la tienda y te ofreceré los que elijas a precio de saldo.
Si vas a cualquier sitio, yo habré llegado antes y con una sonrisa te preguntaré si deseas algo.
Soy magma expandido, aceite para freiduría, ardor nuclear, cañón de foco, palpitante cera depilatoria, mosquito aplastado en tu piel.
Necesitarás una espátula para despegar mi entrega.
Todas las mañanas encontrarás el café hecho y el pan recién traído. Lo tostaré con solo tocarlo. El agua de la ducha quizá te queme, aunque hayan pasado horas desde que yo la haya utilizado. No es mi culpa, es la tuya.
Siempre será verano, infierno casi.
Pero, si necesitas una espátula para librarte de mi, no tienes que buscar lejos. Es tu lengua. Tu voz. Combinadas para pronunciar un simple NO: convertirás mi fuego pegajoso en un leve vapor desprendido sin más rastro que un agradable frescor.


viernes, 15 de junio de 2012

MUERTE SALVAJE



 Vive tranquilo esperando una muerte salvaje. 

No hay muertes relajadas, todas son bárbaras. Como bárbaro es quitarte lo que se te dio. 
La muerte vive esperando plácidamente. Sin prisas. Sabiendo con total garantía que la hipoteca será cobrada hasta el último céntimo. Ella es la banca. Tarde o temprano se quedará con todo. Mesa limpia. Bueno, suele dejar unas migajas de luto, si ha dado la casualidad de que alguien te amó.
Seguirá alimentándose de vivos hasta el último nacido. Hasta que no quede ni uno, sea persona, animal o planta. Es lo que tiene ser omnívora. 
Pero llegará el día en que no tenga ni un mísero microbio que echarse a la boca. Y en ese preciso momento sentirá una angustia parecida a la nuestra. Aunque más salvajemente desamparada. Solo le quedará tragarse a si misma. No le quedará otra. Podrá hacerlo de una manera digna, sin llanto, con aceptación. 
O puede que le entre el pánico y llore como una mocosa desposeída de sus juguetes, aferrándose a la idea de que morir es salvaje, injusto y antinatural.

Me consuela pensar que alguien como "Ella" acabará como yo.


jueves, 7 de junio de 2012

CIUDADES DE ASFALTO MOJADO



El asfalto mojado embellece la ciudad nocturna cuando las luces rebotan en él y se evaporan hacia las azoteas como burbujas de papel de aluminio. Las ruedas de un taxi salpican estrellas vaporizadas. Los ocupantes ríen de camino a la fiesta cuando la noche asoma. La música sube de volumen como la ebriedad del deseo. Un turista despistado entra en un club de alterne y pide paella. Un pintor callejero consigue su mejor obra cuando la llovizna resbala por el lienzo mezclando los colores al agua. Unos enamorados detienen el tráfico en un paso de peatones con tan solo un beso. Cae confeti desde un impreciso balcón mientras los claxon marcan el ritmo de la celebración. Un policía aplicado pone una multa en el todo terreno del alcalde a la puerta de un salón de masajes. Las casas se vacían para llenar bares. La barbarie se humaniza esta noche teniendo por tanto su mejor día. Todo los dientes se muestran bajo las sonrisas. Los ceños fruncidos se estiran hasta desaparecer.  
La ciudad se detiene atrapando el brillo de sus luces y el júbilo de todas sus almas, dejando al amanecer una instantánea de taciturna fugacidad.