Vive tranquilo esperando una muerte salvaje.
No hay muertes relajadas, todas son bárbaras. Como bárbaro es quitarte lo que se te dio.
La muerte vive esperando plácidamente. Sin prisas. Sabiendo con total garantía que la hipoteca será cobrada hasta el último céntimo. Ella es la banca. Tarde o temprano se quedará con todo. Mesa limpia. Bueno, suele dejar unas migajas de luto, si ha dado la casualidad de que alguien te amó.
Seguirá alimentándose de vivos hasta el último nacido. Hasta que no quede ni uno, sea persona, animal o planta. Es lo que tiene ser omnívora.
Pero llegará el día en que no tenga ni un mísero microbio que echarse a la boca. Y en ese preciso momento sentirá una angustia parecida a la nuestra. Aunque más salvajemente desamparada. Solo le quedará tragarse a si misma. No le quedará otra. Podrá hacerlo de una manera digna, sin llanto, con aceptación.
O puede que le entre el pánico y llore como una mocosa desposeída de sus juguetes, aferrándose a la idea de que morir es salvaje, injusto y antinatural.
Me consuela pensar que alguien como "Ella" acabará como yo.
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