Fundido a ti por tu calor desprendido, ni el sol me hace sombra. Soy de oro adhesivo, de queso en horno, de plastilina en un río de lava.
Pegado a ti por tu luminosa gravedad.
Necesitarás una espátula para librarte de mi.
Si sales a comprar zapatos, me encontrarás en la tienda y te ofreceré los que elijas a precio de saldo.
Si vas a cualquier sitio, yo habré llegado antes y con una sonrisa te preguntaré si deseas algo.
Soy magma expandido, aceite para freiduría, ardor nuclear, cañón de foco, palpitante cera depilatoria, mosquito aplastado en tu piel.
Necesitarás una espátula para despegar mi entrega.
Todas las mañanas encontrarás el café hecho y el pan recién traído. Lo tostaré con solo tocarlo. El agua de la ducha quizá te queme, aunque hayan pasado horas desde que yo la haya utilizado. No es mi culpa, es la tuya.
Siempre será verano, infierno casi.
Pero, si necesitas una espátula para librarte de mi, no tienes que buscar lejos. Es tu lengua. Tu voz. Combinadas para pronunciar un simple NO: convertirás mi fuego pegajoso en un leve vapor desprendido sin más rastro que un agradable frescor.
Soy un adicto a este estilo diferente de optimismo, amor y entrega incondicional. Me inyectas una sobredosis de optimismo y de posibilidades en el viaje del amor.
ResponderEliminarDeshagámonos de las espátulas, adherámonos a la persona amada!!!