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jueves, 25 de abril de 2013

DESPERTAR



La defensa obliga despertar cuando un sueño es atacado. La violencia nunca es justificable, a no ser que se utilice para defender la debilidad, propia o ajena. 
Llegado a un punto de no retorno, lo idóneo es no mirar atrás. La musculatura se mide en cuerpos generosos y el sacrificio anida en la virtud. Hablo de lo que carezco. Hablo de lo que admiro. Quien tiene poder, tiene un tesoro. Quien ha sido bendecido con la fuerza también debería ser condenado con la responsabilidad.
Despertar es a levantarse como luchar es a entregarse. Hablo desde un sueño profundo incapaz de atender vigilia alguna. Y es lo más contrario al orden exacto. 
Reniego de las posiciones privilegiadas, sencillamente porque nunca las he tenido.
No lucho porque me falta valor. Y si lo tuviera, no lo usuaria adecuadamente. Lo sé. Mejor no despertar. Mejor ser un dormilón. Los cobardes nunca oímos la llamada.
Otros se levantan por mí. Gracias a ellos, mi despertar es un dulce regalo que no merezco. Las calles están puestas, limpias y defendidas. 
A escondidas me alegra saber que hay seres peleones dispuestos al sacrificio, entregados a la honestidad. A escondidas me apena saber que los delataría con la velocidad que imprime una cobarde diarrea. Hablo de lo que conozco. 
Arrugarse es lo contrario a despertar. Ni defiendo, ni despierto. Otros lo harán. 
A escondidas les admiro.

jueves, 18 de abril de 2013

SIN SECRETOS, QUEDAMOS EN NADA



Solías decir que te gustaba no saberlo todo de mí. Cuidabas mis pliegues oscuros como oro en paño. Decías que así se guardan los cartuchos sin gastar y las sorpresas por consumir. Sabías que en el almacén donde habita la ignorancia solo a ti te pertenece la llave y cual dulce casera poder entrar o salir a tu antojo para llenarlo con ilusiones sin interferencias de la realidad más cruel y prosaica. Decías que sin secretos no se puede vivir y que los planes son para los muertos. Que la emoción de un viaje estalla en un cruce de caminos sin letreros y que las guías se las regalabas todas a los turistas. Tenías los discos sin carátulas, los zapatos cambiados de caja y los carmines más coloristas enfundados en rigurosa piel negra. 
Conocerte me ha ayudado a mantener a buen recaudo el sinfín de miserias que me adornan. Desde entonces me visto con tus sueños que cuelgan de mi armario. Es en la penumbra donde luzco mi mejor perfil. Es en la ausencia donde soy la mejor compañía.
Hace tiempo que me hiciste entender que, sin secretos quedamos en nada. 
Y guardo celosamente furioso el mayor de mis secretos: Nunca te diré del todo lo mucho que te quiero.  

jueves, 11 de abril de 2013

UNA Y OTRA VEZ



Latidos electrónicos claman hacia ti desde un corazón impuro. 
El viento juguetea por entre arbustos calcinados como tus besos en las mejillas de mi calavera, como tu calor hogareño en mi piel de invierno, como tu risa alegre en mi inexistente humor. La disculpa es mi objetivo y el redondel mi dirección. Me he pasado la vida buscándote, escapando de mí. Afuera irrumpe el estallido, dentro florece la mecha mojada. Mantener el mundo enferma a cualquier héroe. Admitirlo es desconsolador, negarlo es necesidad. En brazos vacíos cuece la desgracia. El circo despide a los payasos y las malas hierbas cubren el jardín. Una y otra vez gira el mundo cual torcida ruleta malogrando bondadosas intenciones. 
La decisión enferma con la duda, el vicio con la salud. 
Una y otra vez siento tu falta antes de tu propia existencia. No las tenía todas conmigo antes de hacerte real. De piedra mis huesos sin ti. Palotes de golosina contigo. Debía ocurrir. Tanto derroche de incomprensión merecía un premio y entre bambalinas te veré recogerlo por mí. Eres en mi locura, tratamiento. En mi confusión, claridad. En mi madeja, instrucciones.     
Una y otra vez te agradezco el darme lo que me falta. 

jueves, 4 de abril de 2013

UN DÍA AL AZAR



Entré a un bar con la intención de leer el periódico del día. Lo tenía alguien que por su provecta edad leía la actualidad como si fuera el horóscopo. Mientras el futuro le esperaba sin cogerle, yo salía desinformado. Fui al cine con la esperanza de ver algo interesante. La cartelera me escupió con su anodina propuesta. En el puesto de la ONCE vendían cupones premiados hacía tres meses. Una viuda corría por medio de la calle vestida de novia y los coches frenaban a su paso como si no supieran decidirse por tocar el claxon o, en silencio, dirigirse al cementerio. Un transeúnte llevaba un paraguas invertido para recoger la lluvia. Fui a un parque público y no me permitieron el paso. Quieto me quedé. 
La tarde no daba para más. Fui a casa. Conté los peldaños falsos que hay en la escalera. Eran todos. En mi portal, justo antes de meter la llave en la puerta siempre oía risas. Siempre hice oídos sordos. Ese día entré en una casa que no era la mía. Lo supe porque tenía en el recibidor una carta abierta del banco. Puse la televisión para ver las noticias. No entendía nada. Dieron la previsión del tiempo como si fuera el horóscopo. Los acuario tendrían lluvia. Los leo, sol. Me alegré de haber nacido en julio.