Latidos electrónicos claman hacia ti desde un corazón impuro.
El viento juguetea por entre arbustos calcinados como tus besos en las mejillas de mi calavera, como tu calor hogareño en mi piel de invierno, como tu risa alegre en mi inexistente humor. La disculpa es mi objetivo y el redondel mi dirección. Me he pasado la vida buscándote, escapando de mí. Afuera irrumpe el estallido, dentro florece la mecha mojada. Mantener el mundo enferma a cualquier héroe. Admitirlo es desconsolador, negarlo es necesidad. En brazos vacíos cuece la desgracia. El circo despide a los payasos y las malas hierbas cubren el jardín. Una y otra vez gira el mundo cual torcida ruleta malogrando bondadosas intenciones.
La decisión enferma con la duda, el vicio con la salud.
Una y otra vez siento tu falta antes de tu propia existencia. No las tenía todas conmigo antes de hacerte real. De piedra mis huesos sin ti. Palotes de golosina contigo. Debía ocurrir. Tanto derroche de incomprensión merecía un premio y entre bambalinas te veré recogerlo por mí. Eres en mi locura, tratamiento. En mi confusión, claridad. En mi madeja, instrucciones.
Una y otra vez te agradezco el darme lo que me falta.
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