La noche está en su punto más oscuro y a la luz le duele. La diversión se desparrama por los pellejos alicaídos de galanes con la jubilación de sobra traspasada. Los borrachos agotan sus hígados como si fueran los de otros. El carmín excesivo florece en labios cuarteados. La iluminación no hace justicia a tanto cuerpo de matadero. En un rincón se trapichea con cariño y los amores volátiles prometen eternidad. Todo el gentío se lo pasa lo mejor posible, sabiendo que al amanecer todo se convertirá en humo del desvanecimiento. Alegres hordas sudorosas bailan con desesperación. Hay mucho tránsito en los retretes, tanto que parece una rotonda en hora punta. El camarero no da abasto para tanta sed acumuladas. El tiempo parece acabarse ahora, ya. Y lo mejor está por llegar. El metro cuadrado está lleno de timadores a la busca de alegres víctimas. Cualquier bolsillo es un saco de secretos. Cualquier secreto tuvo su gran día cualquier noche. El dinero falso circula con igual dignidad que el verdadero. Un expolicía ha decomisado más de lo que su cuerpo puede aceptar. Hasta las almas más tristes intentan divertirse. El deseo no brilla por su ausencia. Nadie se guarda nada para el entierro. Y lo prometido nunca es deuda. Aquí la mejor canción no se deja para el final. Estando la música tan fuerte los come-bolas hacen su agosto. La felicidad es un bien común entre tanto desgraciado. Lo importante es divertirse hoy, ahora, ya.
La noche pone al día del revés, bocabajo. Los ciegos ven y los videntes sueñan.
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