Un viento apacible recorre las lápidas en un camposanto lleno de despedidas que contienen a partes iguales tanto "Hasta prontos" como "Hasta nuncas".
Nuestra cultura funeraria es de caja y tapia, pero eso ahora está cambiando. Sea por la crisis, por el desapego a la tierra o por simple sentido común y utilitario, vienen tiempos de fuego y urnas sobre baldas vacías de libros de las estanterías del salón.
Me da pena intuir que los cementerios desaparecerán. Me gustan. Lo digo en serio, pasear por ellos me hace sentir vivo. Si me encargaran escribir guías turísticas sería la primera sugerencia que haría, por la belleza de su silencio, de las flores y de lo que supone acabar todos juntos a pesar de las pasadas diferencias y rencillas. Juntitos y en armonía. ¡Qué bien!, con lo cabrones que hemos sido.
Estancados. Libres de piel, carne y fluidos perecederos. Algunos con foto en su ficha, posando para la posteridad, intentando parecer humanos inofensivos, felices.
Intentando con una media sonrisa olvidar lo mediocres, defectuosos y amargados que fuimos.
Punto de Honor para este Post... siento lo mismo al recorrerlos, siento la paz del lugar. Creo que de todas las construcciones de la humanidad, es el que más se emplea por los vivos para recordar los momentos más bonitos vividos con otras personas. Allí no se va con rencor, odio,... solamente con amor, nostalgia y ganas de reencuentro... :_)
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