El olfato está en la polla, la sensibilidad en los cojones.
Desbordao de testosterona aniquila la perfumada civilización.
Qué gallardo este hombre cumpliendo todas las fases del seductor redomado.
Figura inamovible, pescao de agua estancá.
Pecho palomo, cintura de muelle que salta al paso de cualquier falda por larga y tupida que sea.
Poder luminoso necesitado de recipientes para sus pies hechos patadas.
Qué derroche de material en venta, de músculo ardiente buscando pasarelas.
Ojos inyectados en semen, manos como moldes para tetazas y tarjetas de crédito para marcar ganado.
El amor es así. Este hombre es así.
Palabras usurpadas envueltas en aceite de saliva dichas muy cerca de la oreja, irresistible humedad.
Piernas fuertes para soportar de pie el asalto a toda carne multiorgásmica.
El espejo de su baño es la primera doncella del día que sucumbe a sus encantos, no le devuelve la imagen, se la traga con unos gemidos como de cristales fundidos, soplados. Así es un día del hombre de verdad, repartiendo amor a diestro y siniestro.
Y al llegar a casa, después de un día agotador, nuestro hombre prefiere la diestra, su diestra, porque mal hombre es, aquel que no se quiere a sí mismo.
Muy bien dicho!!!
ResponderEliminarY vale para la mujer!!!
Besos!!!
Así es, sildelsur, se trata de una oda a la mujer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy descriptivo...
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
Gracias Pérfida, por comentar.
ResponderEliminarUn saludo, hermana bloguera.