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jueves, 28 de febrero de 2013

SUEÑOS MOVIDOS



Recordar sueños agitados preocupa. Vivirlos, ocupa.
Sentir la vorágine del mundo en una panadería, asusta. Comer el pan, alimenta.
El infierno fluctúa entre un horno de pizzas y un crematorio, para seguir nutriendo y atemorizando al personal. El tiempo correcto de cocción produce apetencias, mas el fuego excesivo las carboniza. 

Arden nubes por vientos del sur que al enfriarse caen como barrotes afilados para esclavizar la tierra. Los sueños movidos acaban en inquietantes pesadillas.   

Filmar sin pulso firme agita los guiones de las películas más lentas y aburridas, sin conseguir que dejen de serlas. El fracaso y la frustración revolotea con ahínco sobre todo plan de éxito. Persecución y alcance. Semilla y fruto. Carrera eterna. 
Buscar es moverse, como encontrar es morir. 
Una competición hacia el cementerio, anima cualquier reunión falta de chispa. Llevar el dorsal número uno, no asegura victorias. Se trata de correr y correr sin motivo como alma que lleva el diablo.

A sueños veloces no les atrapan vigilias.   

jueves, 21 de febrero de 2013

PREFERENCIAS



Por el camino quedan boletos arrugados sin premio. Deudas sin saldar. Feas acciones de propósito dudoso. Horas rellenas de minutos amargados que desprecian a sus segundos porque, esos minutos de envidia enconada, jamás serán horas. Al menos la tirria entretiene, haciendo liviano el paso del tiempo. Mejor enfermar con veneno que aburrirse. Mejor tocar timbres y salir corriendo con risas que esperar que alguien te llame y quedarte con las ganas, inmóvil en el sofá, mientras tus lágrimas cambian de canal aleatoriamente al caer sobre el mando. 
Se prefiere la solitaria felicidad del dominio al jolgorio de la triste empatía. 
La burla necesita pardillos tanto como la muerte necesita vidas.
En cualquier juego hay jugadores. En cualquier noche hay estrellas, aunque las nubes lo nieguen al ponerse delante y pícaramente se muevan con la argucia de un prestidigitador consumado.
Los personajes están para elegirlos. Alcanzar las preferencias no está al alcance de manos indolentes, pusilánimes o dirigibles.
En el arcén quedan los desprestigiados indecisos como boletos arrugados sin premio. A no ser que lo hayan preferido así. Entonces sus minutos serán horas.
El deseo cumplido se oculta tras las nubes, en cualquier estrella venenosa de la galaxia que prefieras.

jueves, 14 de febrero de 2013

BOLSAS DE PLÁSTICO



Un solitario caminante discurre por la ciudad fermentada. Está tan oscuro que sería una obviedad hacer inquisitivas preguntas sobre la crisis de luz siendo tan real la noche como el apagón. Apenas se distingue su figura contrahecha más allá de un postrer suspiro en la planta de un hospital para cadáveres sin derecho a un último telediario. El poroso caminante tiene la dirección tan resoluta como esquiva. De sus sarmentosas manos cuelgan bolsas de plástico enmudecido. Va con prisas, va con lentitud, aleatoriamente. Lleva las bolsas de un sitio para otro sin que en su rastro se adivine si le esperan o le buscan. En el dudoso contenido aguardan a partes iguales respuestas y preguntas. Se ha parado en una esquina con la intención de encender un cigarro suelto para dar cuenta de él, si sus pulmones le hacen sitio en el atasco. Se oye una tos abandonada en medio del silencioso enjambre. Hace un frío demoledor. Se detiene para tomar su medicina y un oleaje ya gastado le recuerda a duras penas el calor que deben tener los vivos. Mas cuando el viaje parece tocar a su fin, sus ojos con alfileres supuran bolitas de sangre coagulada como mercurio extendido, dejándole tirado en la calle huérfano de conciencia junto a unas bolsas de plástico vacías.

jueves, 7 de febrero de 2013

VOLUNTAD DESPOSEÍDA


Hallada la infamia, se evapora la ternura al instante. 
Envejecemos ariscos y despechados, con grumos. 
En la sala del tanatorio miramos a través del cristal lo que seremos: guarnición para flores. 
Lo que se da siempre acaba quitándose. No se detiene el tiempo tirando el reloj de pulsera a un vertedero, tan solo es un gesto que nos indica la dirección que tomaremos.   
La vida tiene un contenido dudoso, la muerte, no. Ojalá sea una apreciación errónea. En un mundo en llamas no hay sistemas de extinción de incendios. En un juego sin reglas no hay jugadores honestos. 
La plaza se ha llenado de predicadores  y el murmullo, incontrolable y voraz, crecerá como la maleza. 
Las sombras brillarán más que la luz. 
La tormenta, a su paso, no dejará cosechas. 
Los sueños tendrán sus días contados. 
Y la aviesa intención despojará de voluntad a las palabras.

viernes, 1 de febrero de 2013

VIVIR EN EL PASADO



Múltiples historias de aparecidos llenan periódicos sensacionalistas, trasnochadores programas de radio y revistas especializadas en ciencias ocultas. Nadie las cree hasta que, un buen día, por diferentes causas, nos tornamos sensacionalistas, trasnochadores y ocultos. Entonces, el atontamiento canaliza sobre cogedores contactos más allá de la razón. La locura produce religiones, mitos y fantasmas. Le llaman estabilidad necesaria. 
Hay múltiples historias de aparecidos pero yo contaré una verídica: Era un lunes rasposo. Volvíamos a casa por una carretera secundaria tras un viernes extenso. Teníamos los cuerpos de arena, el alpiste agotado, las miradas perdidas y aun así saboreábamos felicidad con timidez. 
Llegamos a una curva cerrada. Aflojamos la marcha. Y antes de volver al ritmo sensato, apareció una chica haciendo auto-stop. Había sitio en el coche y la recogimos. Olía bien. Estaba pálidamente maquillada. No hablaba mucho. A nuestras múltiples preguntas nerviosas contestó con sequedad: "no me habéis recogido, soy yo quien os recojo". 
Desde aquel día vivimos en el pasado. 
Hemos dejado de ser noticia.