Hablar por hablar calma desasosiegos, debilidades e incertidumbres. Sujeta troncos de raíces podridas. Perfuma los humores en origen.
Dictar rumores con palabras de juez sin conocer el caso es como escupir al aire sin viento. Los rumores se alimentan de pulcras gargantas con los vientres podridos.
Dicen en un vertedero que alguien sobra.
Dicen que un comportamiento imprevisible no puede preverse.
La mentira es una avalancha grandilocuente, la verdad un tímido susurro.
Quizá mañana el sol resplandezca. Tal vez de los matorrales surja una flor impropia.
Poner el grito en el cielo contra los otros es olvidar el sitio desde donde se profiere.
No hace falta mucha preparación para espolvorear rumores. Tan solo se necesita formar parte del polvo. Y tener la mano floja.
Señalar imperfecciones a derredor solo sirve para exponer a los focos un dedo necesitado de urgente manicura.
Que sepas amigo mío, que tan solo hablo por hablar.
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