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sábado, 20 de mayo de 2023

NADA DE LO QUE HICISTE ES CULPA DE NADIE

Ocurren cosas que te molestan del mismo modo que a los demás también. Para que todo funcione hay que tragar orgullo y enojo sin que te corte la digestión. Ponerse digno es cosa de adolescentes airados y tiene sentido. Otra cosa es cuando te pasa siendo viejo, entonces la defendida dignidad se convierte en torpe necedad. Cuando el tiempo se acaba, mejor que no lo pierdas en áridas inútiles disputas, llenando tu hoyo de agrio arrepentimiento con la más absurda tozudez. Cuando sea tarde, la oportunidad se habrá perdido. Nada merece perderse si alguna vez mereció la pena. Es de locos no aceptar la imperfección ajena, simplemente porque esa exigencia pondría entre las cuerdas a cualquier santo sin tacha. Sin los demás no somos nada. Somos capaces de mentirnos si ello nos da la razón, sin pensar que la verdad no pertenece a nadie, simplemente deja de existir si no se incluye a todos. Nacer puede ser una putada o una oportunidad. La mierda nos inunda con furibundo hedor, en nuestras manos está taparnos la nariz y quedarnos inmóviles lloriqueando o abrir las ventanas, coger un trapo y alegremente limpiar con esfuerzo la trágica escena que nos hemos encontrado. Pasar por aquí es un lujo y una condena. Pero nadie tiene derecho a culpar a nadie, si no siente el deber de luchar por dejar un lugar mejor de lo que encontró. Este mundo es un cementerio donde los imbéciles nos peleamos por poner nuestro granito de arena. La competición es cosa de estúpidos y en esa carrera soy un campeón, si ningún amigo mío, por un casual, lo evite.

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