Fotogramas veloces de cuerpos desnudos entrando y saliendo de camas sin hacer.
Luces rápidas de amaneceres fusionados con colores de días que acaban.
Las sábanas son cortinas rojas de un teatro íntimo que suben y bajan con el desarrollo de húmedos sueños. Calentura, sudor, éxtasis y calma.
Brazos entrelazados enfermos de amor. Bendita enfermedad.
Rozamientos imposibles, visiones lejanas, creciendo como pasteles en el horno.
Bultos irreconocibles en una noria donde tú soy yo y yo tú.
Los ojos brillantes son armas definitivas que aniquilan dudas y soledades instantáneamente, como rayos láser reproduciendo música emocionante. Benditos rayos lectores.
Prefiero camas deshechas a lechos de exposición. Prefiero almohadones manchados de rímel a fríos cojines impolutos.
En invierno, la colcha es la tapa dura de un libro de Ovidio. Las sábanas son sus páginas que prefiero amarilleadas por la luz y el uso.
La película termina en dos suspiros y los créditos se desvanecen suavemente cuando el sueño apaga las luces.
aunque las sábanas sean el telón de un teatro, cada actuación puede ser tan placentera como si fuera la primera vez que se vive... por no hablar del miedo escénico :)
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