Más que libertad entre las cejas tenemos disparos en la sien.
Somos más zombies que seres vivientes.
Las manos no sirven para sujetar nuestras vidas. Vidas como agua escapando de los puños. Puños encallecidos, débiles, sin hueso.
Bajo las cejas, cuencas vacías.
Bajo el pecho, vientres podridos, sobrealimentados pero hambrientos.
Calzado de marca para pies encadenados.
Cuentas corrientes abultadas para pagar funerales suntuosos.
Somos liberales, no libres. Los libres son dos y no muchos más.
La libertad no se encuentra entre petulantes cejas depiladas.
Somos leños que no producen música, sólo humo y ceniza para un carbón futuro. Carbón que se convertirá en petróleo para ser extraído y usado por la gente venidera tan idiota como la actual, con las cejas huérfanas de libertad.
Apuesto a que así será.
Este comentario negativo se ve recompensado en el siguiente escrito donde se dislumbra un rayito de esperanza y donde parece que los ciudadanos de a píe no somos tan despreciables y despreciadores con nuestra sociedad y nuestro medio ambiente
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