Es un lujo perder una apuesta de esta forma. Es hermoso haber perdido y haberme equivocado clamorosamente, ridículamente, divinamente.
La entrada anterior la escribí el catorce de mayo. Al día siguiente nació el 15M. Nunca me ha alegrado tanto meter la pata hasta el fondo de mi pesimismo ensimismado. No me sorprende ser estúpido, ya lo sabía, pero me faltaba conocer los límites: no tengo.
Soy un zombie liberal de puños de cera derretida junto a una hoguera de almas manifestando dignidad, solidaridad y musical revolución.
Llevo toda la semana llorando de emoción como una auténtica nenaza al ver las concentraciones espontáneas de bella indignación ciudadana. ¡Qué hermosura de juventud!
Los financieros y los políticos deberían esconderse bajo las piedras de la vergüenza más absoluta. Este movimiento los deja con el culo al aire y sin limpiar.
Y no me importa pecar de bipolaridad. El futuro pertenece a las personicas tiernas.
La spanish revolution me deja con la apuesta perdida, pero con el corazón inflamado de felicidad. Hay que apostar por ell@s.
Me pinto las cejas en la boca y me las trago. ¡Ay qué bien me sienta reconocer mi propia equivocación!
Parece que aunque no estuviéramos en la puerta del Sol, el aire nos haya transmitido a toda España esta necesidad de gritar !BASTA YA! y vaya si nos ha contagiado que no hay persona "normal" (y me refiero a la gente trabajadora en el mejor de los casos) joven o no que no se haya manifestado.
ResponderEliminarYa habíamos aguantado bastante... y bastante hemos tardado en saltar