Pedir algo cuando nada tienes es como buscar el sol bajo la tormenta. Reclamar más tiempo ante la muerte es como buscar al sol por entre un cielo encapotado. Para encontrar montañas en el mar hay que bucear en lo más profundo, allí donde más llueve. Predicar en el desierto es dialogar con tu propio besugo. Planificar la sequía bajo el temporal es utilizar lo ilusorio como paraguas, o saciar la sed con arena.
Los días soleados expulsan la humedad con permiso de las tercas nubes, calentando ínfimos sueños de vapor para que suban y desaparezcan.
Alguien debería parar la lluvia que empapa y pudre. El sol está ocupado en descifrar la viciada atmósfera que como sólido manto de mediocridad nos cubre.
A lo lejos se divisan más nubes negras llegando y la multitud busca guarecerse por entre tímidos refugios de papel. Buscar el cálido sol renegando de la fría tempestad es no comprender la ley del equilibrio.
El arcoíris solo se forma cuando se busca el sol en la llovizna.
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