De lágrimas estamos rodeados, cayendo como gotas de tormenta en el escenario de una película de bajo presupuesto.
Aunque nos sepamos el guión de carrerilla, nos seguimos desmoronando en la próxima escena, repetida mil veces.
Estar alerta no nos ayuda, seguimos lagrimeando como gusanos de muertos recientes.
Viene la escena del llanto y los ojos se humedecen por la alergia, por el recuerdo o por la inevitable debilidad. Un millón de motivos deberían ser suficientes, pero nos basta con uno.
Las estrellas fugaces son lágrimas resbalando por el pómulo de cualquier cara. Si caen es porque deben caer. Estamos solos y acumulamos soledad. Y aun cuando alguien diga "Corten", sabemos que la ficción nos supera. Ni el Dios más misericordioso nos salva de la humedad en los ojos.
La lluvia es simplemente lágrimas en el cielo.
La película sangra cuando llega la escena del llanto y enmudece la sala oscura, donde las palomitas saladas revientan en las bocas mínimas de un público triste, real.
Al salir buscamos hombros donde apoyar nuestra tristeza, y si hay suerte, encontraremos en alguien la suave humedad que nos rodea.
Precioso, me encanta "la lluvia es simplemente lagrimas en el cielo" "las estrellas fugaces son lagrimas por el pómulo de cualquier cara", yo soy de lagrima fácil. las lagrimas son partículas de arena en cualquier playa en la cual fuimos a ahogarnos en nuestro propio llanto.
ResponderEliminarGracias pepisima, aquí tienes otro hombro donde apoyar lo triste o lo feliz.
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