Tenía un andar decadente, un respirar asmático, un pelo que le abandonó cuando empezaba a anillarse y en el bolsillo una esperanza de mejora cual recorte de periódico de la sección de horóscopos, pero de los buenos, de los que consiguen convencerte de que vas a tener un día superior, como un masaje con aceite de palabras amañadas pero aromáticas.
Tenía jodida la vesícula, hundido el pecho, alejada la sexualidad y un número mágico que haría excitar la imaginación a una piedra, buena señal dirían los videntes más trileros.
Tenía una mala racha, de hecho no recordaba ninguna buena. Si fuera una seta le crecerían los hongos.
Pero todo ello estaba a punto de acabar. Iba como un tiro derecho a una administración de lotería pensando en qué banco depositaría su futuro de amor y lujo. Sabía que a partir de entonces le iban a rodear las putas, los amigos ladrones y los aduladores de cartón. No le importaba. Disfrutaría de todo hasta hartarse y luego haría tabla rasa para quedarse con lo verdadero. Tenía suficiente inteligencia y destreza como para manejarse en cualquier pista de patinaje, por arañada que estuviera.
Salió de la administración de loterías con un andar decadente, un respirar asmático, una peluca que compró del todo a cien y un optimismo a prueba de bombas.
Esto es lo que diría yo como "jugarse la felicidad, futuro y estima a una carta"... cosas más raras se han visto
ResponderEliminarY ENCIMA CON MUSICA DE DAVID BOWIE, MUCHAS VECES HAY QUE ARRISGAR ¿PORQUE NO? QUE MAS PUEDES PERDER?
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